En España, de Madrid para abajo, ya van floreciendo los almendros, especialmente en el Levante y Andalucía. En Soria y en los lugares más altos, tendremos que seguir esperando, pero nos gozamos de las hermosas fotografías que suben otras personas a las redes sociales.
El almendro es un árbol místico, ya que es el primero que florece, cuando aún no ha llegado la primavera, y (cosa rara en la naturaleza) echa las flores antes que las hojas. El suave perfume que exhala es muy agradable.
Su peculiaridad de florecer antes de que llegue la primavera, cuando todavía es invierno, lo convierte en un símbolo de esperanza, renovación y, al mismo tiempo, de fragilidad y fugacidad, por su belleza efímera. Por eso, lo han cantado muchas veces los poetas y lo han representado muchas veces los artistas.
A veces las heladas tardías echan a perder sus brotes, por lo que la sabiduría popular dice:
"Caro le sale al almendro
hacer verano del invierno".
También hay una coplilla popular que canta:
"Fueron mis esperanzas
como el almendro:
florecieron temprano,
cayeron presto".
Los almendros, sus flores y sus frutos están muy presentes en la cultura y mitología antiguas. De hecho, de Agdistis creció un almendro que fecundó a Sangario, de la que nació Atis, figura central en los mitos frigios, asociado con la vegetación, la muerte y la resurrección. Su historia está ligada a los ciclos de la naturaleza, y el almendro simboliza aquí la vida que surge de lo divino.
"Caro le sale al almendro
hacer verano del invierno".
También hay una coplilla popular que canta:
"Fueron mis esperanzas
como el almendro:
florecieron temprano,
cayeron presto".
Los almendros, sus flores y sus frutos están muy presentes en la cultura y mitología antiguas. De hecho, de Agdistis creció un almendro que fecundó a Sangario, de la que nació Atis, figura central en los mitos frigios, asociado con la vegetación, la muerte y la resurrección. Su historia está ligada a los ciclos de la naturaleza, y el almendro simboliza aquí la vida que surge de lo divino.
lo mismo podemos decir de los griegos: sobre el cadáver de una de las hijas del famoso rey Midas, muerta trágicamente, también nació un almendro, para que su recuerdo perdurara en algo hermoso.
Fílide era una princesa tracia que se enamoró de Acamante, un héroe griego que luchó en la guerra de Troya. Cuando Acamante partió a la guerra, Fílide lo esperó durante años, pero al no recibir noticias suyas, murió de tristeza. Atenea, compadecida, transformó el cuerpo de Fílide en un almendro. Cuando Acamante regresó y abrazó el árbol, este floreció como muestra del amor eterno entre ambos.
Los almendros, su madera, sus flores y sus frutos también tuvieron su importancia en la tradición judía: Jacob mandó, como regalo, almendras a José, que se encontraba en Egipto (Gén 43,11), la vara de Aarón era de almendro y floreció para indicar que Dios estaba con él (Núm 17,23), el candelabro de oro que ardía en el santuario (la menorá) tenía copas sobre las que se encendían las lámparas, labradas “como flores de almendro” (Éx 25, 31ss; 37,17ss). Pero el relato más importante es el de la vocación de Jeremías, en el que Dios mismo se compara a un almendro que "vigila" (Jer 1,11-12).
Una tradición dice que un sultán de Granada, que se había casado con una princesa del norte de España, sembró de almendros los alrededores de la Alhambra para que su esposa pudiera ver algo parecido a la nieve, que echaba de menos en Andalucía. Y es que, cuando el viento hace caer los pétalos de las flores de los almendros, parece que está nevando y el suelo se cubre de blanco y rosa.
Recordemos que «almendro» se dice «shaqed» en hebreo (palabra que significa 'vigilante'), porque es el primer árbol que florece durante el invierno, incluso antes de que broten sus hojas, anunciando que la primavera no está lejos.
En el cristianismo primitivo, la almendra representa a Cristo, ya que su naturaleza divina está escondida dentro de su "cáscara" humana, por lo que es muy común representar a Cristo en la gloria dentro de una "mandorla" (que significa 'almendra' en italiano).
Hemos recogido poemas y otros textos referidos a los almendros en las siguientes entradas, que se pueden consultar haciendo un click sobre los títulos:
- Y el almendro floreció. Con textos de Nikos Kazantzakis y un poema andalusí del s. XI.
- Las aladas almas de las rosas del almendro de nata. Poemas de Miguel Hernández y Gabriela Mistral, acompañados por bellas fotografías de almendros en flor.
- Poema de María Ángeles Gómez Pascual. Si ya floreció el almendro / y ya verdean los campos, / ¿a qué estamos esperando?...
- Y floreció el almendro. Muerte de santa Teresa de Jesús. Aunque santa Teresa falleció en octubre, el almendro del patio del convento floreció. Algo extraño, ya que no lo hace hasta enero-febrero.
- ¿Qué ves en la noche, dinos centinela? Precioso himno de la liturgia de las horas que presenta a Dios como un almendro, que puede sacar vida incluso de la muerte y que vigila siempre para cuidar de sus hijos.
- Dios como un almendro. Canto de esperanza. El mismo poema de la entrada anterior, pero con otra música.
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