Son muchas las especies animales asentadas en Roma que han pasado por este blog. (Esta es la séptima entrada que trata el tema). De algunas hemos visto un solo representante; de otras hemos visto varios ejemplares. Hoy nos centraremos en los animales de la fuente de los cuatro ríos de plaza Navona (el antiguo estadio del emperador Domiciano), situada junto a la Iglesia de santa Inés, la más famosa de las fuentes realizadas por Bernini y quizás la más hermosa de todas las que hay en Roma.
El agua no brota de un único surtidor, sino que desciende bañando las grandes esculturas que representan los cuatro continentes que entonces se conocían, símbolo del bautismo que regenera a los hombres de todas las razas y condiciones. También baña las distintas especies vegetales y animales, características de cada continente, simbolizando que los sacramentos de la Iglesia hacen que la gracia de Dios renueve la creación entera, que aguarda, expectante, la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rom 8,19).
Pocos años antes, Bernini había realizado la fuente del Tritón en la plaza Barberini, que supuso un alarde de ingeniería sin precedentes. Efectivamente, nunca antes se había construido una fuente que no estuviera apoyada sobre un pilar central sólido. Bernini construyó su fabulosa fuente sobre cuatro delfines que entrelazan sus colas, dejando el espacio central hueco.
Los contemporáneos pensaban que la fuente se hundiría, por lo que recibió muchas críticas. Sin embargo, la fuente sigue en pie después de casi 400 años y Bernini hizo varias más con la parte central hueca, especialmente la de los cuatro ríos de plaza Navona, coronada por un pesado obelisco de granito.
De nuevo se repitieron las críticas, ya que pensaban que el obelisco situado sobre un espacio hueco, era un desafío al equilibrio natural, por lo que pedían a los ingenieros papales que lo apuntalaran. Bernini dijo que lo haría él mismo, por lo que ató un finísimo cordel al remate del obelisco y lo enlazó al muro de una casa. Incluso parece que colgó algunos carteles de la cuerda, desafiando a quienes no confiaban en la solidez de su obra.
La iglesia que hay al lado de la fuente fue levantada por el otro genio de la época: el arquitecto Borromini. Bernini y Borromini fueron competidores para todos los concursos de grandes obras en aquella época y fueron también enemigos personales, por lo que hay varias leyendas urbanas sobre esta fuente y la iglesia cercana.
Por ejemplo, la escultura que representa al río Nilo tiene los ojos vendados, porque entonces no se conocía dónde estaban sus fuentes, pero las malas lenguas decían que era para no ver la iglesia de Borromini. Igualmente, la escultura que representa al río Plata tiene un brazo levantado. La gente decía que era porque estaba asustado por si el templo de santa Inés se le caía encima.
A continuación, las fotos de animales:
Paloma. Se repite varias veces, porque es el símbolo de la familia Pamphili, a la que pertenecía el papa Inocencio X, el comitente.
León junto a una palmera, a los pies del río Nilo, que representa África.
Cocodrilo que sale debajo del río de la Plata, que representa América. Se ve que Bernini no había visto ningún lagarto americano, aunque había oído hablar de ellos, porque lo diseñó con mucha fantasía. Hoy sabemos que el río Amazonas es más grande, pero entonces se pensaba que el mayor río de América era el Plata.
Caballo al galope a los pies del río Danubio, que representa Europa. De hecho, atraviesa diez países y representaba el límite de los territorios que pertenecían al antiguo imperio romano.
Cabeza de Dragón que asoma por debajo del río Ganjes, símbolo de Asia.
Serpiente terrestre, con la lengua viperina que sale de entre los dientes. Es el símbolo del pecado y de los peligros de la vida, que podemos superar con la gracia del bautismo.
Serpiente marina, enorme y amenazante. Su boca abierta es el sumidero por donde se va el agua de la fuente. Está domesticada, vencida, con la cabeza hacia abajo.
Delfín con la enorme boca abierta, símbolo de la naturaleza amiga del hombre (los delfines son animales sociales, que acompañan a los navegantes sin atacarlos nunca). Como sucede con la serpiente marina, su boca abierta es el sumidero por donde se va el agua de la fuente.
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