Quienes tenemos ya cierta edad recordamos con un cariño especial este canto, que va unido a las celebraciones del Jueves Santo, a las procesiones del Corpus Christi, exposiciones del Santísimo y otros actos de piedad eucarística:
¡Oh, buen Jesús!, yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu cuerpo y sangre juntamente
al alma fiel en celestial manjar. (bis)
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la santa Comunión.
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara tú mi pobre corazón. (bis)
Dulce maná y celestial comida,
gozo y salud de quien te come bien.
Ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi vida;
desciende a mí hasta mi pecho, ven. (bis)
Pequé, Señor, ingrato te he ofendido:
infiel te fui, confieso mi maldad;
contrito ya, perdón, Señor, te pido,
eres mi Dios, apelo a tu bondad. (bis)
Espero en ti, piadoso Jesús mío;
oigo tu voz que dice “ven a mí”,
porque eres fiel, por eso en ti confío,
todo, Señor, espérolo de ti. (bis)
¡Oh, buen Jesús!, pastor fino y amante,
mi corazón se abrasa en santo ardor,
si te olvidé, hoy juro que constante
he de vivir tan solo de tu amor. (bis)
No hay comentarios:
Publicar un comentario