Mis amigos María y José han perdido un hijo. Aún no había
nacido, pero ya lo amaban y lo esperaban. No quiero añadir nada a lo que ella me escribe (sé que refleja el sentimiento de los dos). Aunque les he pedido permiso para publicar su carta, he cambiado los nombres. Pido una oración por ellos y su familia.
Buenos días, Eduardo. Hoy te escribo para compartir una
parte de nuestras vidas, ya que tú nos compartes tanto de la tuya. El 20 de
mayo celebramos la Ascensión, a la par que la comunión del hijo de unos amigos.
El jueves 25 me enteraba de que se le había parado el corazón al bebé que
esperábamos y había fallecido. El viernes me intervinieron.