La semana pasada tuve que viajar a Altea y por todo el camino me acompañaron los naranjos cuajados de frutos y los almendros vestidos de blanco y rosa.
Aunque en Castilla aún faltan un par de meses para que florezcan, en el Levante ya nos anuncian que el fin del invierno está cerca.
El almendro florece en medio del invierno, anunciando que pronto llegará la primavera. Por eso los poetas han hablado mucho de él.
Nikos Kazantzakis, por ejemplo, escribió:
"Háblame de Dios
-le dije al Almendro-
y el Almendro floreció".
Y un poema andalusí del s. XI canta:
"La flor del Almendro está vestida de blanco
con mantos tejidos por los dos meses fríos.
Es un explorador o un adelantado
escalando las elevaciones del terreno
o un capitán cuyas tropas son
las distintas clases de flores".
"La flor del Almendro está vestida de blanco
con mantos tejidos por los dos meses fríos.
Es un explorador o un adelantado
escalando las elevaciones del terreno
o un capitán cuyas tropas son
las distintas clases de flores".
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