Amancio Prada interpreta las últimas estrofas del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, en las que el santo reflexiona sobre lo que ha sucedido en el "matrimonio espiritual" y aspira a que la unión llegue a su plena consumación en la vida eterna.
34. La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las riberas verdes ha hallado.
35. En soledad vivía,
y en soledad ha puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.
36. Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.
37. Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos.
38. Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
39. El aspirar el aire,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donaire
en la noche serena,
con llama que consume y no da pena.
40. Que nadie lo miraba,
Aminadab tampoco aparecía
y el cerco sosegaba,
y la caballería
a vista de las aguas descendía.
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