domingo, 26 de mayo de 2019
Roma fascinante
Ya ha finalizado mi viaje a Roma acompañando a un grupo de peregrinos provenientes de la República Dominicana, Costa Rica, Panamá y Colombia. He intentado ayudarles a descubrir algunos de sus muchos tesoros de arte, historia y fe.
Al visitante de Roma hay que comenzar diciéndole que es una ciudad inabarcable. No basta con visitar sus grandes basílicas o sus principales museos para conocerla. Piensen que hay una colección de libros dedicados a sus principales atracciones titulados así: "1000 iglesias de Roma", "1000 palacios y museos de Roma", "1000 plazas, fuentes y rincones de Roma"...
A la Roma clásica y paleocristiana del Panteón y las catacumbas hay que superponer la Roma medieval, con sus torres y claustros, la Roma renacentista de Rafael y Miguel Ángel, la Roma barroca de Bernini y Borromini... Pero también sus numerosas obras neoclásicas (hoy el taller de Cánovas, por ejemplo, es un increíble café), el desconocido para la mayoría Quartiere Coppedè con sus edificios modernistas, los numerosos parques y jardines (el más conocido es Villa Borghese), la villa Torlonia con su casina delle civette (casita de las lechuzas), que es uno de los edificios más sorprendentes de la ciudad eterna...
Además de participar en la audiencia del miércoles con el papa, hemos visitado algunos de los rincones más característicos de "la Urbe":
- Las cinco grandes basílicas "papales": san Juan de Letrán, san Pedro en el Vaticano, san Pablo Extramuros, santa María la Mayor y santa Cruz de Jerusalén, además de los museos vaticanos.
- El Coliseo, el foro, el palacio imperial, el Panteón y otros restos de la Roma imperial.
- Las plazas y fuentes de la Roma renacentista y barroca: Fontana di Trevi, Piazza Navona, el Capitolio...
- Un paseo por los "castillos" romanos, asomándonos al lago de Castelgandolfo y comiendo "porchetta" en Ariccia.
- La siempre magnífica "Villa de Este" en Tívoli, con la música que suena al caer el agua por unos conductos que mueven el aire a los tubos del órgano.
Pero soy consciente de que nos ha quedado mucho por visitar, aunque nos llevamos una visión general. Doy gracias por los días pasados en la Ciudad Eterna, a la que siempre regreso con gusto.
En fin, que como dicen aquí, Roma es "canela y azafrán, teja y oro viejo, el color de sus calles, de su vida a pie de ruta y aire, de vista y peatón, gastado tantas veces y por eso tantas veces más hermoso todavía. Con esta gama en los ojos, entras en las basílicas y te encuentras al hermano mayor y noble, el oro de su mosaicos bizantinos, nunca gastado, siempre en luz, al vivo. Vida que se gasta y luce en la calle, vida que se preserva y luce en los templos, ¡oh Roma, vieja y nueva, siempre canela y oro!"
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