Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 31 de marzo de 2025

Los obeliscos de Roma


Los obeliscos son grandes pilares monolíticos, normalmente de granito, de base cuadrada, con cuatro caras rectangulares, que se rematan con una pequeña pirámide (en realidad las caras son trapecios, pero no vamos a andar aquí con purismos geométricos). 

Los empezaron a levantar los antiguos egipcios a la entrada de sus templos, con un significado mágico-religioso, hace unos 4.500 años. Posteriormente, los asirios, etíopes y otros pueblos antiguos también erigieron obeliscos al estilo de los egipcios.

Los emperadores romanos tenían la costumbre de llevar a su capital los dioses y los tesoros de los pueblos conquistados, así como sus elementos decorativos. Por eso, construyeron barcos especiales para trasladar algunos de los obeliscos más importantes desde Egipto a Roma. 

De hecho, en Egipto solo quedan en pie 6 de los numerosos obeliscos que hubo en la antigüedad, mientras que Roma es la ciudad con más obeliscos del mundo: 13 antiguos (8 provienen de Egipto y 5 fueron traídos de otros lugares en época imperial) y varios posteriores.

Antiguamente, los obeliscos embellecían los estadios y templos, pero, con las invasiones de los bárbaros, la ciudad sufrió grandes destrucciones y fue casi abandonada, por lo que todos los obeliscos menos el del circo de Nerón fueron cayendo uno tras otro. Los volvieron a levantar los papas desde el s. XVI en adelante para embellecer las nuevas plazas de la ciudad. 

A varios de ellos hemos dedicado entradas monográficas en años pasados, con numerosa información y fotografías. Aquí recojo un mini-resumen de los más significativos.

Desde la plaza de los cuatro ríos se pueden divisar tres: el de santa María Mayor (plaza Esquilino), el del Quirinal y el de la Trinidad de los Montes (en plaza España).

El obelisco flaminio fue colocado en su emplazamiento actual, en la famosa plaza del Popolo, en 1589 por el arquitecto Domenico Fontana, siguiendo un encargo del papa Sixto V (el mismo papa y el mismo arquitecto de los obeliscos del Vaticano y de san Juan de Letrán). Toma el nombre de la antigua vía Flaminia, que atravesaba esta plaza. Fue realizado para el templo de Heliópolis en Egipto, en el s. XIII a. C. y trasladado a Roma por orden del emperador Octavio Augusto en el 10 a. C. Mide 24 metros de alto (36,50 con la base). Fue el primer obelisco egipcio que se transportó a Roma.

El obelisco lateranense es el más antiguo de la ciudad y el más alto de todos los obeliscos monolíticos del mundo: 32,18 m., 45,70 m. si lo medimos con la base. (El de Washington es más alto, pero ni es de una pieza ni es antiguo). Fue levantado en Karnak por orden de Tutmosis IV (s. XV a. C.). Posteriormente fue trasladado al circo Máximo de Roma por orden del emperador Constancio (357 d. C.) y de allí al lateral de la catedral de San Juan de Letrán (actual plaza de san Juan Pablo II) en 1588, por Doménico Fontana. 

El obelisco Vaticano es el más famoso de los obeliscos de Roma. Originariamente estuvo en el templo de Ra en Heliópolis (Egipto), donde lo mandó levantar el faraón Amenemhet II (1985-1929 a. C.). El año 30 a. C., cuando Augusto conquistó Egipto, lo hizo trasladar al foro Julio de la ciudad egipcia de Alejandría. El año 37 d. C. el emperador Calígula lo hizo llevar a Roma para colocarlo en el circo de la colina Vaticana, que más tarde se llamó “de Nerón”. Es el segundo obelisco más alto de la ciudad. Mide 25,5 metros de alto (41 si contamos la base) y es el único obelisco egipcio en Roma que no está decorado con jeroglíficos.

El obelisco de Montecitorio se levantó en el siglo VI a.C. en Heliópolis. Augusto lo mandó trasladar a Roma el año 10 a.C. y lo utilizó como gnomon de un reloj de sol. Pío VI mandó que lo repararan y volvieran a levantar el año 1792 junto al palacio Ludovisi, actual congreso de los diputados. Mide 21,79 metros de alto (34 incluyendo la base y el globo).

El obelisco Esquilino es de la época del emperador Domiciano. Estuvo situado a la entrada del mausoleo de Augusto, formando pareja con el obelisco del Quirinal. En 1587, Sixto V mandó que lo levantaran frente al ábside de la basílica de santa María la Mayor. Mide 14,75 metros (25,53 con la base).

El obelisco del Quirinal, de granito rojo de Asuán, fue llevado a Roma en el siglo I d. C. para colocarlo a la entrada del mausoleo de Augusto, formando pareja con el obelisco Esquilino. Se levantó en el lugar actual (delante del palacio del presidente de la república italiana) el año 1786, junto a las monumentales estatuas de los dioscuros, que se encontraron en las termas de Constantino. Mide 14,63 metros (29 con la base).

El obelisco de la plaza Navona, llevado a Roma desde Asuán en el siglo I d. C., estuvo colocado en varios lugares de la ciudad antes de su caída. A mediados del siglo XVII, fue colocado por Bernini en la fuente de los cuatro ríos, junto a la iglesia de santa Inés "in Agone". Mide 16,54 metros (más de 30 con la base y la paloma que lo remata).

El obelisco Salustiano estuvo colocado en la espina del hipódromo de los huertos Salustianos. El año 1787 se colocó delante de la iglesia de la Santísima Trinidad "dei monti", en la cima de la gran escalera que asciende desde la plaza de España. Mide 13,91 metros de altura (30,45 con la base).

El obelisco del Pincio fue mandado realizar por el emperador Adriano para colocarlo en un templo en honor de Antínoo. En el siglo III fue trasladado a la espina del circo Variano. En 1633 fue llevado al jardín de la familia Barnerini, más tarde al patio del Belvedere en el Vaticano y, finalmente, en 1822 a los jardines del Pincio, cerca de la terraza que se asoma a la plaza del Popolo. Mide 9,24 metros (17,26 con la base).

El obelisco de la plaza de la Rotonda, que se encuentra coronando una fuente delante del Panteón es de la época de Ramsés II (el del Éxodo) y fue llevado a Roma por Domiciano. Se colocó en el emplazamiento actual el año 1711. Mide 6,34 metros de altura (14,52 con la base y la cruz que lo remata).

El obelisco de la Minerva está colocado sobre un elefante diseñado por Bernini delante de la iglesia de santa María sopra Minerva (muy cerca del Panteón). Se encontraba en la ciudad griega de Heliópolis y Domiciano lo hizo llevar a Roma para decorar el templo de Isis. Se colocó en su emplazamiento actual el año 1667. Mide 5,50 metros de altura (12,70 con la base y el elefante).

Monumento a los 500 soldados caídos en Dogali (Etiopía). Como los obeliscos que hoy se alzan delante del Panteón, delante de santa María sopra Minerva y en la villa Celimontana, más otro que hoy se encuentra en Florencia, fue traído de Heliópolis en tiempos de Diocleciano para decorar un templo de Isis. En 1887 se colocó delante de la estación Términi de tren y en 1925 se colocó delante de las termas de Diocleciano. Mide 6,34 metros de altura (16,92 con la base y la estrella).

Obelisco de la Villa Celimontana, en el monte Celio. De la época de Ramsés II, proviene del templo de Isis en el campo Marzio y fue colocado en su actual emplazamiento en 1820. Mide 6,34 metros de altura (12,23 desde la base al globo que lo remata).

El obelisco de Villa Medici también provenía de Heliópolis y estuvo colocado en el templo de Isis. Se levantó en el emplazamiento actual en el siglo XVI, pero en el siglo XVIII fue llevado a Florencia y sustituido por una copia. Mide 9,25 metros de altura.

A estos 14 de época clásica (13 originales y 1 copia fidedigna del original) hay que añadir los dos de Villa Torlonia, el del Foro Itálico (de 17,5 metros de altura), el de Marconi en el EUR (de 45 metros de altura), el del Novecento, junto al palacio de deportes en el EUR, que es el único de bronce (de 21 metros de altura). Pero esos los dejamos para otra ocasión.

1 comentario:

  1. Gracias, P. Eduardo, por tan espléndida explicación de esos famosos obeliscos en Roma.

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