En hebreo, la palabra que traducimos por "conversión" se dice "sub", que en principio significa "volver", "regresar". El Señor nos invita a volver a él, a regresar a su amistad, a su amor. Muchas veces somos como el hijo pródigo, que se alejó del hogar, buscando lejos lo que ya tenía, sin saberlo. El Señor nos conceda su perdón y la verdadera conversión en esta Cuaresma. Amén.
Como el hijo prodigo,
andaba por este mundo en trivialidades y placeres vanos.
Los falsos amigos pronto se marcharon
y la soledad mi vida entristeció.
SEÑOR, PERDÓNAME,
SOLO CONTRA TI PEQUÉ.
YA NO MEREZCO LLAMARME
HIJO DE UN DIOS TAN BUENO.
LÍBRAME DE MIS PECADOS;
POR FAVOR, ACÉPTAME.
QUIERO VOLVER A SER LIBRE,
SÉ QUE CONTIGO ME REGOCIJARÉ.
Nuevamente ocurre
que volvemos a caer en los mismos pecados;
es difícil ascender.
Pero la misericordia de nuestro Padre Dios
viene en nuestro auxilio y nos levanta con su amor.
SEÑOR, PERDÓNAME,
SOLO CONTRA TI PEQUÉ.
YA NO MEREZCO LLAMARME
HIJO DE UN DIOS TAN BUENO.
LÍBRAME DE MIS PECADOS;
POR FAVOR, ACÉPTAME.
QUIERO VOLVER A SER LIBRE,
SÉ QUE CONTIGO ME REGOCIJARÉ.
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