A continuación, copio la letra en italiano y en español, y más abajo pongo una pequeña reflexión:
Quanto sei bella Roma quann'è sera,
quando la luna se specchia dentro ar fontanone
e le coppiette se ne vanno via,
quanto sei bella Roma quando piove.
Quanto sei grande Roma quann'è er tramonto,
quando l'arancia rosseggia ancora sui sette colli
e le finestre so' tanti occhi
che te sembrano dì: quanto sei bella!
Ah, quanto sei bella.
Oggi me sembra che er tempo se sia fermato qui.
Vedo la maestà der Colosseo,
vedo la santità der Cuppolone,
e so' più vivo, e so' più bono,
no, nun te lasso mai,
Roma capoccia der monno infame,
Roma capoccia der monno infame.
Na carrozzella va co' du' stranieri,
un robivecchi te chiede un po' de stracci,
li passeracci so' usignoli,
io ce so' nato, Roma,
io t'ho scoperta, stamattina,
io t'ho scoperta.
Oggi me sembra che er tempo se sia fermato qui.
Vedo la maestà der Colosseo,
vedo la santità der Cuppolone,
e so' più vivo, e so' più bono,
no, nun te lasso mai,
Roma capoccia der monno infame.
Roma capoccia der monno infame.
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¡Qué hermosa eres, Roma, cuando atardece,
cuando la luna se refleja en el "fontanone" (la fuente del Gianicolo)
y las parejitas se van (a casa),
Roma, qué hermosa eres cuando llueve.
¡Qué grande eres, Roma, al anochecer!
Cuando el horizonte se pone naranja y rojo
en las siete colinas
y las ventanas son muchos ojos
que parecen decirte: ¡Qué hermosa eres!
Hoy me parece que el tiempo se haya parado aquí.
Veo la majestad del Coliseo,
veo la santidad del "Cuppolone" (la cúpula del Vaticano),
y estoy más vivo y soy mejor.
No, no te dejaré nunca,
Roma, cabeza (cabezota) de este mundo infame.
Un carro de caballos circula con dos extranjeros,
un chatarrero te pide unos trapos,
los pajarracos son ruiseñores.
Yo he nacido, Roma,
yo te he descubierto esta mañana.
Hoy me parece que el tiempo se haya parado aquí.
Veo la majestad del Coliseo,
veo la santidad del "Cuppolone",
y estoy más vivo y soy mejor.
No, no te dejaré nunca,
Roma, cabeza de este mundo infame.
¡Qué hermosa eres, Roma, cuando atardece,
cuando la luna se refleja en el "fontanone" (la fuente del Gianicolo)
y las parejitas se van (a casa),
Roma, qué hermosa eres cuando llueve.
¡Qué grande eres, Roma, al anochecer!
Cuando el horizonte se pone naranja y rojo
en las siete colinas
y las ventanas son muchos ojos
que parecen decirte: ¡Qué hermosa eres!
Hoy me parece que el tiempo se haya parado aquí.
Veo la majestad del Coliseo,
veo la santidad del "Cuppolone" (la cúpula del Vaticano),
y estoy más vivo y soy mejor.
No, no te dejaré nunca,
Roma, cabeza (cabezota) de este mundo infame.
Un carro de caballos circula con dos extranjeros,
un chatarrero te pide unos trapos,
los pajarracos son ruiseñores.
Yo he nacido, Roma,
yo te he descubierto esta mañana.
Hoy me parece que el tiempo se haya parado aquí.
Veo la majestad del Coliseo,
veo la santidad del "Cuppolone",
y estoy más vivo y soy mejor.
No, no te dejaré nunca,
Roma, cabeza de este mundo infame.
La traducción al español mantiene el espíritu de la canción, aunque el dialecto romanesco le da un sabor único, que es difícil de replicar completamente en otro idioma. La repetición de "Roma capoccia der monno infame" (Roma, cabeza de este mundo infame) subraya la mezcla de admiración y crítica hacia la ciudad, reconociendo su grandeza (histórica, artística, monumental, religiosa, etc.), pero también sus contradicciones (desorden circulatorio, suciedad, mal servicio de los medios de transporte, etc.)
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