Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 26 de febrero de 2025

¿Qué es la teología?


¿Qué es la «teología»? Este término proviene del griego: «Theos» significa ‘Dios’ y «logos» significa ‘palabra’, ‘discurso’, ‘tratado’, y también ‘sentido’, ‘orden’. Por lo tanto, «teología» significa ‘tratado, palabras con sentido, discurso ordenado sobre Dios’.

En realidad no existe una única teología, sino que cada tradición religiosa ha desarrollado sus propias reflexiones sobre Dios, por lo que se puede hablar de teología budista, judía, musulmana, etc.

Incluso dentro del cristianismo encontramos varias tradiciones teológicas, dependiendo de dónde se pongan los acentos y de otras cuestiones históricas y culturales: hay una teología católica, ortodoxa y también protestante, por ejemplo. Además, en nuestros días hay una gran variedad de nuevos temas tratados y de contextos sociales, así como una distinta apreciación de la pluralidad de las culturas. Esto afecta, necesariamente, al delicado equilibrio entre la unidad de la fe y la variedad de sus manifestaciones y las diversas maneras de explicarla.

Si buscamos una definición de la teología en general, prescindiendo de las distintas formas de realizarla, sigue siendo válida la formulación de san Anselmo de Canterbury, que afirmaba a finales del siglo XI: «La teología es la fe que busca entenderse a sí misma» (Fides quaerens intellectum). Y añadía: 

«Señor, yo no pretendo penetrar en tu profundidad, ¿cómo iba a comparar mi inteligencia con tu misterio? Pero deseo comprender de algún modo esa verdad que creo y que mi corazón ama. No busco comprender para creer, sino que creo primero, para esforzarme luego en comprender. Porque sé que, si no empiezo por creer, no comprenderé jamás» . 

Por su parte, santo Tomás de Aquino decía en el siglo XIII que, hablando con propiedad, «la sacra doctrina –como entonces era llamada la teología– es el conocimiento que Dios tiene de sí mismo», del que nosotros podemos participar solo porque él mismo nos lo ha revelado. Por consiguiente, Sto. Tomás distingue entre una teología «subjetiva» (el conocimiento que Dios tiene de sí mismo y de todas las cosas creadas por él) y una teología «objetiva» (la ciencia que tiene a Dios por objeto, el conjunto de los conocimientos humanos sobre Dios).

«Lo más genuino de la doctrina sagrada es referirse a Dios como causa suprema, y no solo por lo que de él se puede conocer a través de lo creado –y que, en este sentido, ya conocieron los filósofos, tal como dice Rom 1,19: “Lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista” –, sino también por lo que solo él puede saber de sí mismo y que comunica a los demás por revelación. De donde se deduce que la doctrina sagrada es sabiduría en grado sumo».

Pero no olvidemos que el lenguaje, las categorías de pensamiento, la visión del mundo de una época, condicionan muy notablemente nuestra manera de intentar comprender y explicar nuestra experiencia de Dios. Por eso no debe asustarnos que las definiciones de san Anselmo y santo Tomás nos resulten extrañas, aunque fueran comprensibles para sus contemporáneos.

Hoy se tiende a definir la teología como «la ciencia que estudia la revelación». En realidad, esto equivale a decir que es «la ciencia de la fe», ya que la fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela. Una definición bastante completa podría ser la siguiente: la teología cristiana es el estudio sistemático de la revelación que Dios, por medio de Cristo, hace de sí mismo, del origen y destino del mundo, y del sentido de la vida humana.

El cristiano desea profundizar en lo que ya cree con la ayuda de los medios que la razón le ofrece. Partimos de la vida de fe, intentando clarificar sus contenidos y su dinamismo interno. De todas formas, somos conscientes de que nuestras reflexiones son siempre inseguras, parciales, y nunca podrán explicar totalmente el misterio. 

Nuestra principal certeza es que Dios ha hablado y se ha comunicado a la humanidad, se ha revelado, por lo que podemos conocer algo sobre él: lo que él mismo nos ha contado. Este convencimiento proviene de la fe. Porque somos seres racionales, nos cuestionamos sobre las posibilidades y el contenido de esta comunicación de Dios a los hombres: ¿es verdad que Dios nos habla?, ¿podemos encontrarnos con él?, ¿tienen sentido los dogmas?, ¿de dónde provienen?, ¿pueden cambiarse? Es natural que nos hagamos estas preguntas. La teología intenta responderlas. 

Texto tomado de mi libro "Hablar de Dios y del hombre en el siglo XXI. Introducción a la Teología y sus contenidos", editorial Monte Carmelo, Burgos 2019, páginas 77-80. 

2 comentarios:

  1. Que me sirvan los ojos para leer tantos temas interesantes que ud. escribe. Gracias.

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  2. Me gystaría leer su libro.

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