Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 12 de febrero de 2025

Tu Bishvat (año nuevo de los árboles)


La fiesta judía de Tu Bishvat (= el 15 del mes de "Shevat") es la celebración de "Rosh Hashana Lailanot" (= el año nuevo de los árboles), porque los árboles comienzan a echar brotes después del invierno.


Aunque a nivel civil, los judíos siguen el mismo calendario que nosotros, para las fiestas religiosas, conservan el antiguo calendario lunar, por lo que caen cada año en distintas fechas de nuestro calendario solar.

Recordemos que cada fiesta judía comienza el día anterior al atardecer.

Estas son las fechas en las que se ha celebrado los últimos años y yo he hablado de esta fiesta en el blog:
Por ejemplo, el año 2012 (año judío 5772) cayó el 8 de febrero.
En 2013, el 26 de enero.
En 2014, el 16 de enero.
En 2015, el 4 de febrero.
En 2016, el 25 de enero.
En 2017, el 11 de febrero.
En 2018, el 31 de enero.
En 2019, el 21 de enero.
En 2020, el 10 de febrero. 
En 2021, el 28 de enero.
En 2022, el 24 de enero.
En 2023, el 6 de febrero.
En 2024 (año judío 57834), el 13 de febrero.

La fiesta de Tu Bishvat tiene una dimensión ecológica (plantan árboles), celebrativa (dan gracias a Dios por los frutos de la tierra, comiendo varios de ellos) y va unida a tradiciones propias de los judíos, que no comen frutas de un árbol desde que se planta hasta que pasan los 3 años (de ahí, que se celebre una fiesta del "cumpleaños de los árboles") y lo relacionan con la circuncisión.

La Biblia compara a los seres humanos con los árbol en varias ocasiones: “Una persona es como el árbol de un campo” (Dt 20,19). “Así como los días de un árbol serán los días de mi pueblo” (Is 65,22). “Será como un árbol plantado cerca del agua” (Jer 17,8)...

El Talmud, por su parte, explica: "Una persona cuya sabiduría sobrepasa a sus buenas acciones es comparada a un árbol cuyas ramas son numerosas, pero cuyas raíces son pocas: el viento viene y lo arranca, dándolo vuelta. Pero una persona cuyas buenas acciones sobrepasan a su sabiduría es comparada a un árbol cuyas ramas son pocas pero cuyas raíces son numerosas. Incluso si viniera todo el viento del mundo y soplara en su contra, no podría moverlo de su lugar" (Pirkei Avot 3,22).

Seamos como los árboles plantados junto a la fuente, que dan fruto en su sazón (Salmo 1). Y no nos cansemos de dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y por la belleza de la creación.

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