Continúa cantando: «El almendro está floreciendo, el sol brilla, los pájaros en los tejados cantan la llegada de la fiesta de los árboles».
Después canta a «la tierra que mana leche y miel», que es como el libro del Éxodo llama poéticamente a la tierra santa.
Más adelante da gracias a Dios por permitirnos llegar al momento presente: «Bendito seas, Señor, Dios del universo, que nos diste la vida, nos la conservaste y nos has concedido llegar a esta ocasión».
Sigue invitando a plantar árboles: «Plantemos un árbol en la tierra de Israel, brilla el sol en la tierra de Israel, cae la lluvia en la tierra de Israel».
En la última parte hace publicidad de sus cosas y concluye con una canción en la que pide a Dios la paz para Israel y para el mundo entero.
Es bueno conocer las tradiciones de otras culturas y de otras religiones, especialmente de los judíos, que son nuestros hermanos mayores en la fe.
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