El Tritón es un ser mitológico, mitad hombre, mitad pez. Es el equivalente masculino de las sirenas. Normalmente se le representa sonando una caracola, con la que provocaba o calmaba las tormentas. Su sonido, además, hacía huir a los gigantes. En este caso, de la caracola sale un chorro de agua.
En el renacimiento se usó esta mitología como símbolo del diluvio universal, que supuso la victoria sobre el pecado y la salvación de los que confiaron en la palabra de Dios. Así, el Tritón sonando la caracola era una invitación al arrepentimiento de los pecados y a vivir conforme a las exigencias del bautismo cristiano.
Esta fuente la mandó hacer el papa Urbano VIII delante del palacio de su familia, el palacio Barberini.
En la base tiene el escudo de este papa, con las abejas que lo caracterizan bajo la tiara pontificia.
Cuatro delfines, con sus colas entrelazadas, sujetan una gran concha marina abierta, encima de la cual se alza majestuoso el Tritón. El agua brota de la concha que suena el Tritón y se recoge por las bocas de los delfines. El agua de la concha cae sobre la concha abierta y se extiende por surcos que la hacen caer como gotas sobre la piscina de abajo, creando un sonido agradable, además de la belleza que supone esa especie de cortina de agua que cubre los delfines.
Aparte de la singular belleza de esta fuente, en su momento supuso un alarde de ingeniería sin precedentes. Efectivamente, nunca antes se había construido una fuente que no estuviera apoyada sobre un pilar central sólido.
Bernini construyó su fabulosa fuente sobre cuatro delfines que entrelazan sus colas, dejando el espacio central hueco.
Los contemporáneos pensaban que la fuente se hundiría, por lo que recibió muchas críticas. Sin embargo, la fuente sigue en pie después de casi 400 años y Bernini hizo varias más con la parte central hueca, especialmente la de los cuatro ríos de plaza Navona.
Los contemporáneos pensaban que la fuente se hundiría, por lo que recibió muchas críticas. Sin embargo, la fuente sigue en pie después de casi 400 años y Bernini hizo varias más con la parte central hueca, especialmente la de los cuatro ríos de plaza Navona.
Pueden apreciar la diferencia entre la fuente antes y después de la restauración en estas fotografías.
Muy cerca está la «fuente de las abejas», también realizada por Bernini. Antiguamente recogía el agua de la fuente del Tritón y la canalizaba, haciéndola brotar de las bocas de las tres abejas (símbolo de la familia Barberini), para facilitar a quienes querían beber o llenar sus cántaros. Hoy está en una esquina de la misma plaza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario