Aunque la grabación es de hace algunos años, merece la pena orar con este salmo que también Jesús oró en distintas ocasiones, especialmente en sus viajes a Jerusalén, ya que es uno de los "salmos de ascensión" que se rezan mientras se peregrina a la ciudad santa.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
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