Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 6 de agosto de 2023

Lisboa, punto histórico de unión entre Europa, África, América y Asia


Lisboa es una ciudad patrimonio de la humanidad situada en la desembocadura del río Tajo. Tiene medio millón de habitantes, que con toda su área metropolitana sube a los dos millones y medio.

En su término se conservan megalitos, dólmenes y menhires de época neolítica. El antiguo asentamiento íbero se llamaba Olisipo. Se pensaba que había sido fundada por Odiseo (Ulises). 

Tuvo importantes relaciones comerciales con los griegos, fenicios y cartagineses hasta la conquista romana (de esa época se conservan murallas, restos de templos, teatro y otras edificaciones monumentales). 

Después fue conquistada por los alanos, vándalos, suevos, visigodos y musulmanes (el barrio de Alfama conserva su estructura de esa época). Los vikingos la atacaron en distintas ocasiones. En 1147 fue reconquistada por los cristianos.

Las expediciones portuguesas a África, América y Asia (siglos XV – XVII) salían de su puerto. Esta ciudad era el principal lugar de comercio europeo con el lejano Oriente y con Brasil, así como el principal punto de comercio de esclavos africanos. Durante los siglos XVII al XIX era la ciudad más poblada y más importante de la península ibérica. 

Durante siglos ha sido el principal punto de encuentro entre las culturas europeas, asiáticas, africanas y americanas, lo que tuvo gran importancia en las bellas artes y también en la gastronomía, que sigue siendo de las más ricas y variadas del mundo.

La catedral románica, el panteón real y su claustro gótico sufrieron graves daños en el famoso terremoto de Lisboa, del año 1755. Las sucesivas reconstrucciones y restauraciones han continuado hasta mediados del siglo XX. Cerca está la iglesia construida sobre la casa natal de san Antonio de Padua (nacido hacia 1195).

El Monasterio de los Jerónimos (levantado entre 1501 y 1570, el mejor ejemplo del exuberante estilo manuelino, la forma local del último gótico, influenciado por el Renacimiento italiano y el arte oriental) y la Torre de Belém (construcción militar que vigilaba la entrada del Tajo) son obras espectaculares del siglo XVI.

El terremoto de Lisboa mató a entre 60.000 y 100.000 personas y destruyó casi toda la ciudad. Sobre los restos medievales se construyó una nueva urbe con mentalidad ilustrada, con grandes avenidas y plazas, como las de Rossio y del Comercio. En los últimos decenios han levantado edificios en la ciudad los más importantes arquitectos del mundo.

La «praça do Comércio» (conocida popularmente como «terreiro Do Paço») es una de las más grandes del mundo y tiene la forma de un gran cuadrado a orillas del estuario del Tajo. Ocupa el terreno donde antiguamente se levantaba el palacio real de Lisboa. En el pedestal de la estatua ecuestre del Rey Don José I se representa la reconstrucción de la ciudad después del gran terremoto de 1755, partiendo de esta gran plaza.

Desde allí salen tres calles hacia el norte:

A la izquierda la «rua do Ouro», que lleva al elevador de Santa Justa y a la estación de Rossio, el teatro nacional, la iglesia de santo Domingo. 

En el centro la «rua Augusta», a la que se accede atravesando el arco triunfal con su preciosa inscripción: «Virtvtibvs maiorvm vt sit omnibvs docvmento» ([en memoria de] la virtud de los mayores, para que sirva a todos de enseñanza). Caminando se llega a la plaza «do Rossio» (oficialmente, plaza de Pedro IV, que fue rey de Portugal y el primer emperador del Brasil independiente), construida sobre el hipódromo romano, lugar tradicional de las ferias y mercados. 

A la derecha tenemos la «rua da Prata», que lleva a la «praça da Figueira», con la estatua ecuestre de Juan I en el centro.

Si tomamos dirección este, llegamos a la casa natal de san Antonio y a la catedral.

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