Cada año se preparan los materiales en un país distinto, por cristianos de distintas confesiones, que se unen para orar y trabajar juntos.
Los materiales de este año han sido elaborados por el Consejo de Iglesias de Minnesota (Estados Unidos), después de la ejecución extrajudicial del joven afroamericano George Floyd el 25 de mayo de 2020. Este hecho injusto y vergonzoso, que provocó una fuerte reacción social, también apela a la conciencia de los cristianos y nos estimula a trabajar juntos para ser fuente de unidad y reconciliación en el mundo.
El texto de Isaías nos hace comprender que la vivencia de la fe debe ir siempre acompañada por una praxis coherente con aquello que se profesa. El culto a Dios resulta vacío si no va acompañado por la compasión y la misericordia.
Una manera de favorecer la unidad entre los cristianos es trabajar juntos por la justicia, cooperando en acciones que hagan patente el deseo de paz y de unidad que brota de la fe en Jesucristo.
Los desafíos de la justicia y la fraternidad que encontramos en nuestro mundo son muchos. Los cristianos, «mientras nos encontramos todavía en camino hacia la plena comunión, tenemos ya el deber de dar testimonio común del amor de Dios a su pueblo colaborando en nuestro servicio a la humanidad» (Fratelli tutti, n. 280).
Orar juntos por la unidad entre los cristianos nos ayuda también a comprometernos a trabajar por una humanidad unida. La unidad entre nosotros ha de ser para todos signo de la unidad que Dios quiere para la humanidad entera. No olvidemos que la Iglesia tiene la vocación de ser «en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Lumen Gentium, n. 1).
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