En las escenas se ven algunas de sus calles, plazas y monumentos, testigos del paso de los siglos, desde el castro de Uxama (antigua ciudad arévaca), pasando por el puente romano (reformado en la Edad Media), el castillo musulmán y la catedral cristiana.
La verdad es que salí de mi pueblo a los 17 años y solo regreso desde entonces para visitar a mi madre y al resto de la familia, pero allí se conservan mis raíces. Hoy hago mío este soneto de Dionisio Ridruejo a mi pueblo:
Como la nieve fluye y va sonora
de haber sido silencio, así mi olvido
de las cumbres del ser en que ha dormido
baja al tiempo natal y fluye ahora.
Ya es celeste el hollín en la herrería
y el chirriar de la rueda con estopa
del cordelero y riza la garlopa
una miel inmortal de todavía.
Vuelve la yunta de ganar el valle
con su lanza arrastrada y la campana
vuelve a pasar entre la luz y el puente.
Vuelve el mercado a empavesar la calle
con soportales. Vuelve todo y mana
el para siempre ayer eternamente.
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