El 21 de enero se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia, especial protectora del pueblo dominicano, que tiene su santuario en Higüey. Los días previos, son miles los peregrinos que se acercan desde todos los rincones del país para venerarla. Para quienes no han tenido la suerte de visitar la basílica, les pongo unas fotos; así la conocen.
El cuadro sobre el altar, al que se puede acceder por una escalera. La imagen es una tabla llevada desde España en 1.506, que ha sido retocada en distintas ocasiones a lo largo de los siglos. El triángulo blanco que aparece en el pecho de la Virgen pudo ser una especie de delantal o escapulario, que algún restaurador antiguo repintó de esa manera. También podrían ser unos pañales que la Virgen estaba poniendo al Niño y el original estaría tan deteriorado que, al repintarlo, no acertaron a ponerlo bien. San José aparece en un segundo plano, con una vela entre las manos. La pintura está colocada dentro de un marco precioso.
Fachada principal de la basílica actual, que reemplaza la antigua ermita de 1572. A mediados del siglo XX querían tener algo más espacioso y moderno, por lo que se convocó un concurso, que ganaron los arquitectos franceses André Dunoyer de Segonzac, Pierre Dupré y Pierre Domino. La obra se prolongó de 1954 a 1971. Entonces la ciudad estaba creciendo y tenía ya 10.000 habitantes. Hoy son unos 200.000.
Interior de la iglesia, construida en hormigón sobre una estructura de hierro, aunque es muy luminosa por las numerosas ventanas y vidrieras.
Vista lateral del edificio, típico representante de la "arquitectura brutalista", que se desarrolló entre 1950 y 1970, precisamente en los años en que se construyó la basílica.
Entrada al museo, que en un espacio de 9.000 metros cuadrados recoge pinturas, esculturas, orfebrería litúrgica y bordados, dando especial importancia a los exvotos y joyas donadas por los fieles, de los que se conservan millares.
Una de las salas del museo, con 16 medallones que recogen milagros de la Virgen, pintados por Diego José Hilaris en el siglo XVIII.
Hay exvotos de todos los tamaños y materiales, pero destacan las numerosas piezas de plata que representan órganos humanos, ofrecidas como agradecimiento después de recibir curaciones.
Puertas de bronce en la entrada a la basílica, que recoge en relieves los principales acontecimientos relacionados con el lugar y las fechas en que sucedieron.
Visión de conjunto de la basílica, el estacionamiento y el parque de palmeras que la rodea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario