Después de la multiplicación de los panes, en la sinagoga de Cafarnaún, Jesús hizo el sermón del pan de la vida (Jn 6).
Yo soy el Pan de Vida,
el que venga a mí no tendrá hambre,
el que crea en mí no tendrá sed;
nadie viene a mí, si mi Padre no le atrae.
Yo le resucitaré en el día final.
El Pan que yo daré
es mi cuerpo, vida para el mundo;
el que siempre coma de mi carne
vivirá en mí como yo vivo en mi Padre.
Yo le resucitaré en el día final.
Yo soy esa bebida
que se prueba y no se siente sed;
el que siempre beba de mi sangre
vivirá en mí y tendrá la vida eterna.
Yo le resucitaré en el día final.
Sí, mi Señor, yo creo
que has venido al mundo a redimirnos;
que tú eres el Hijo de Dios
y que estás aquí, alentando nuestras almas.
Yo le resucitaré en el día final.
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