Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 20 de enero de 2021

Beato Ángel Paoli, o. carm. (20 de enero)


El beato Ángel Paoli nació en Argigliano (Italia), en 1642. Con 18 años se hizo carmelita y se formó en Siena, Pisa y Florencia.

Hombre de grandes capacidades humanas y espirituales, en el Carmelo ejerció de maestro de novicios, enfermero, párroco, profesor de gramática, ecónomo, organista y sacristán. En todos sus destinos se aplicó de corazón a practicar la caridad cristiana a favor de los enfermos y los necesitados. En Siena lo llamaban el "padre caridad".

Iba por los montes fuera de las ciudades, buscando a los pastores y campesinos para enseñarles el catecismo y sanar sus heridas físicas y espirituales. Incluso mendigaba en las ciudades para llevar alimentos y medicinas a los pobres de las montañas.

Fue llamado a Roma para ejercer de maestro de novicios. Allí transcurrió los últimos treinta y dos años de su vida. En la Ciudad Eterna cuidó de algunos hospitales, visitaba las cárceles y fundó un hospicio para convalecientes pobres. Por su dedicación a los más necesitados, era llamado “padre de los pobres”. De hecho, su lema de vida era: "Quien ama a Dios debe buscarlo entre los pobres".

Era muy aficionado a algo novedoso en la época. Decía que era importante que los enfermos estuvieran alegres para que pudieran mejorar, por lo que llevaba músicos, ilusionistas y actores para que los entretuvieran en los hospitales.

Fue tenido en alta estima por los papas, que le apoyaron en todas sus iniciativas a favor de los necesitados. Lo mismo que otros nobles y prelados, de los que conseguía grandes ayudas para sus obras de misericordia.

El Coliseo de Roma estaba abandonado y en ruinas. Él convenció al papa para que lo restaurara, prohibiera que siguieran extrayendo sus piedras como material de construcción y lo convirtiera en un lugar de culto en honor de los mártires cristianos. Él mismo colocó tres cruces en el centro de la arena y comenzó la costumbre de rezar allí el Vía crucis (que los papas siguen realizando cada Viernes santo).

Inocencio XII y Clemente XI quisieron hacerle cardenal, pero él lo rehusó en ambas ocasiones, justificándose en que «habría redundado en perjuicio de los pobres, a los que no habría podido atender».

Falleció el 20 de enero de 1720 y fue sepultado en la iglesia de «San Martino ai Monti», donde vivía. Allí siguen reposando sus restos. Fue beatificado el año 2010.

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