Próxima la Pascua, subió a Jerusalén
y encontró en el templo mercaderes por doquier.
Era un gran negocio el favor de Dios vender,
falsos propietarios ostentaban su poder.
Bueyes y palomas, ovejas y dinero,
rituales, sacrificios, tantos pobres sin acceso.
Jesús, al ver aquello, las mesas arrojó.
Con cuerdas, dando azotes, expulsándolos gritó:
LA CASA DE MI PADRE ES CASA DE ORACIÓN
Y LA HAN CONVERTIDO EN CASA DE LADRONES
TARIFANDO SU FAVOR EL TEMPLO HAN DESTROZADO
MAS YO LO LEVANTARÉ Y ALLÍ DIOS SERÁ ENCONTRADO.
Tal como lo predijo, el templo un día cayó,
pero al crucificado, el Padre lo exaltó.
En tan solo tres días, Jesús resucitó,
y es templo y es camino que nos conduce a Dios.
Con Dios no se negocia comprando sacrificios.
Él ve los corazones, humildes y contritos.
El templo más sagrado está en el corazón
pobres y pecadores, si aman, tendrán perdón.
LA CASA DE MI PADRE ES CASA DE ORACIÓN
Y LA HAN CONVERTIDO EN CASA DE LADRONES
TARIFANDO SU FAVOR EL TEMPLO HAN DESTROZADO
MAS YO LO LEVANTARÉ Y ALLÍ DIOS SERÁ ENCONTRADO.
“El celo de tu casa me consume”.
Nadie el perdón de Dios puede vender,
pues él por nuestras culpas ya ha pagado
y nadie más podrá a Dios esconder.
LA CASA DE MI PADRE ES CASA DE ORACIÓN
Y LA HAN CONVERTIDO EN CASA DE LADRONES
TARIFANDO SU FAVOR EL TEMPLO HAN DESTROZADO
MAS YO LO LEVANTARÉ Y ALLÍ DIOS SERÁ ENCONTRADO.
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