Parábola de los labradores homicidas
Esta parábola indica el final de una manera de vivir el judaísmo; por eso Jesús afirma que la viña será arrebatada a sus administradores y entregada a otros (a los pequeños, a los pecadores, a los excluidos de la sociedad que, sin embargo, se abren al mensaje del evangelio). Se cumple así lo anunciado en el salmo 118: «La piedra que rechazaron los arquitectos se ha convertido en la piedra angular» de un nuevo edificio (sal 118, [117],22). Jesús lo cita aquí y san Pedro lo retoma para explicar la novedad que introdujo la Pascua de Cristo en nuestra relación con Dios (cf. Hch 4,11; 1Pe 2,7).
Controversias
Los sumos sacerdotes, los maestros de la Ley, los fariseos y los herodianos decidieron acabar con Jesús, que se atrevió a cuestionar la validez del sistema vigente y, por lo tanto, sus privilegios. En definitiva, se unieron los que detentaban los poderes económico, religioso y político, gentes distintas entre sí (y antagónicas en muchos aspectos) para eliminar al que les molestaba.
Primero buscaron la manera de condenarlo según los requisitos de la ley, poniéndole a prueba una y otra vez, con cuestiones espinosas, esperando que cometiese algún error, para poder acusarlo y quitarlo de en medio por algún motivo concreto. Por eso le preguntan: «¿De dónde procede tu autoridad?» (Mc 11,27-33); «¿Hay que pagar tributos al César?» (Mc 12,13-17); «¿Cómo será la resurrección?» (Mc 12,18-27); etc. Todas las preguntas estaban envenenadas y cualquier respuesta podría ser utilizada contra Jesús.
En la cuestión de los impuestos romanos, por ejemplo, si Jesús hubiera respondido que no había que pagarlos, le habrían denunciado al procurador, que lo habría condenado a muerte. Si hubiera respondido que sí hay que pagarlos, la gente del pueblo se habría encargado de apedrearlo.
Pero Jesús demuestra una sabiduría superior. Al quedar confundidos con sus respuestas, que no pudieron usar en su contra, se decidieron por otra estrategia: «Buscaron el modo de prender a Jesús con engaño para darle muerte» (Mc 14,1).
Primero buscaron la manera de condenarlo según los requisitos de la ley, poniéndole a prueba una y otra vez, con cuestiones espinosas, esperando que cometiese algún error, para poder acusarlo y quitarlo de en medio por algún motivo concreto. Por eso le preguntan: «¿De dónde procede tu autoridad?» (Mc 11,27-33); «¿Hay que pagar tributos al César?» (Mc 12,13-17); «¿Cómo será la resurrección?» (Mc 12,18-27); etc. Todas las preguntas estaban envenenadas y cualquier respuesta podría ser utilizada contra Jesús.
En la cuestión de los impuestos romanos, por ejemplo, si Jesús hubiera respondido que no había que pagarlos, le habrían denunciado al procurador, que lo habría condenado a muerte. Si hubiera respondido que sí hay que pagarlos, la gente del pueblo se habría encargado de apedrearlo.
Pero Jesús demuestra una sabiduría superior. Al quedar confundidos con sus respuestas, que no pudieron usar en su contra, se decidieron por otra estrategia: «Buscaron el modo de prender a Jesús con engaño para darle muerte» (Mc 14,1).
Discurso escatológico
En último término, estos textos son una invitación a la conversión y a la vigilancia, por lo que es inútil buscar en ellos una información que no pretenden darnos. Lo que está claro es que de ellos no se pueden sacar cálculos sobre cuándo terminará el mundo: «En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce […], solo el Padre» (Mt 24,36). De esta manera quedan descartados los anuncios del fin del mundo que surgen principalmente en tiempos de crisis y a los que algunos grupos nos tienen acostumbrados.
Jesús mismo lo advierte con claridad: «Mirad, que nadie os engañe. Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos» (Lc 21,8s; cf. Mc 13,5-6; Mt 23,4s). Lo importante es tomar conciencia de que las dificultades y las persecuciones no podrán destruir el proyecto de Dios. La enseñanza final de estos textos no es de temor, sino de esperanza: «Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28).
Texto tomado de mi libro "La Semana Santa según la Biblia", editorial Monte Carmelo, Burgos 2017, ISBN: 978-84-8353-819-7, páginas 103-106.
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