Por influencia de los y las carmelitas, en muchas ciudades del planeta hay barrios, calles, escuelas, hospitales o casas de espiritualidad que llevan este nombre; pero no podemos olvidar que el Carmelo es, ante todo, un lugar geográfico de Israel, una montaña que ha suscitado desde siempre la admiración de las personas sensibles.
Quienes lo hemos visitado y hemos tenido la posibilidad de alojarnos sobre su cima, en el monasterio de los carmelitas descalzos, nunca podremos olvidar las preciosas vistas sobre la bahía de Haifa ni los olores de sus hierbas aromáticas.
Los poetas lo han cantado muchas veces. Pedro Calderón de la Barca, por ejemplo, tiene unos romances titulados Descripción del Carmelo, que empiezan así: «En la apacible Samaria, / hacia donde el sol se pone, / en túmulo de esmeraldas / yace un gigante de flores. // Verde Atlante de los cielos, / tanto su beldad se opone, / que, siendo cielo en la tierra, / parece en el cielo monte…» En la cima de esa montaña se puede visitar el santuario de la Virgen del Carmen invocada como Stella Maris, Estrella del Mar.
Hoy es su fiesta grande, a la que nos unimos los carmelitas y devotos de la Virgen del carmen de todo el mundo. Se pueden ver las oraciones de la misa del día aquí. El himno de laudes del breviario español dice así:
El barco del Carmelo reza y canta
al hacerse a la mar del nuevo día,
y en su mástil por vela se levanta
el santo escapulario de María.
Corre, copo de lana bien tejido,
vete al ancho camino de las gentes;
ilumina la noche del olvido
y recoge el cansancio de las frentes.
Toca el pecho de acero de los barcos,
cruza el recto camino de las balas,
sube al negro confín y abre los arcos
de la gracia divina con tus alas.
Estamos en la ruta; la esperanza
tiñéndonos los ojos va delante,
el corazón cantando lo que alcanza,
y la noche ha perdido su semblante.
¡Feliz fiesta de la Virgen del Carmen a todos los lectores del blog!
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