[De orden del César romano / se manda a "tos" los judíos: / que, sin perder un instante, / se pongan pronto en camino, / y a la ciudad se vayan / de donde fuesen vecinos, / a empadronar sus familias, / sus haciendas y sus hijos, / y apunten allí sus nombre, / y también sus "apellíos", / sin mentir en cosa alguna / bajo pena de castigo, / que lo manda el rey de Roma / y, en su nombre, yo lo digo.]
Hacia Belén caminaba,
señora Virgen María,
y el bueno de san José
marchaba en su compañía.
Jornadita de Belén,
con gusto te abrigaría,
Hacia Belén caminaba,
señora Virgen María,
y el bueno de san José
marchaba en su compañía.
Jornadita de Belén,
con gusto te abrigaría,
que va cayendo la nieve
y está la noche muy fría.
Aprisa, señor José,
tire de la borriquilla,
que ha de nacer en Belén
la más grande maravilla.
Iban solitos los dos,
ninguno se entretenía,
hablando cosas de Dios
se van la noche y el día.
Llegados son a Belén,
mesón ni posada había,
al pobre de san José
las lágrimas le salían.
“No te apures, dulce esposo
-dice la Virgen María-
que, si otra cosa no hallamos,
aquel portal bastaría”.
Un pesebre han encontrado,
donde dos bestias había.
La Virgen, como es tan buena,
al carpintero decía:
"acuéstate, buen marido,
hasta que amanezca el día,
que, si llegase la hora,
yo misma te avisaría".
Pasada la media noche,
sintió que un Niño gemía.
Despertóse el patriarca
con temblores de alegría.
"¿Por qué no me has avisado,
mi dulce esposa, María,
que ha nacido el Rey del mundo,
mientras el mundo dormía?".
y está la noche muy fría.
Aprisa, señor José,
tire de la borriquilla,
que ha de nacer en Belén
la más grande maravilla.
Iban solitos los dos,
ninguno se entretenía,
hablando cosas de Dios
se van la noche y el día.
Llegados son a Belén,
mesón ni posada había,
al pobre de san José
las lágrimas le salían.
“No te apures, dulce esposo
-dice la Virgen María-
que, si otra cosa no hallamos,
aquel portal bastaría”.
Un pesebre han encontrado,
donde dos bestias había.
La Virgen, como es tan buena,
al carpintero decía:
"acuéstate, buen marido,
hasta que amanezca el día,
que, si llegase la hora,
yo misma te avisaría".
Pasada la media noche,
sintió que un Niño gemía.
Despertóse el patriarca
con temblores de alegría.
"¿Por qué no me has avisado,
mi dulce esposa, María,
que ha nacido el Rey del mundo,
mientras el mundo dormía?".
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