El 9 de diciembre se celebra la fiesta de san Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa «el águila que habla» en idioma náhuatl), el indígena chichimeca al que se le apareció la Virgen de Guadalupe en 1531, junto al cerro del Tepeyac.
El Nican Mopohua (relato escrito en idioma náhuatl hacia 1545-1550) cuenta cómo sucedieron las apariciones y los diálogos de Juan Diego con la Virgen María.
Hoy solo quiero recordar estas palabras de la Virgen a Juan Diego y a cada un de nosotros: «Oye y ten entendido, hijo mío, el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa».
María reveló a Juan Diego que estamos en su regazo, que ella es nuestra madre y que nunca nos deja solos. Vivamos con gozo nuestra condición de hijos de tan tierna madre. Feliz día a todos.
Hoy solo quiero recordar estas palabras de la Virgen a Juan Diego y a cada un de nosotros: «Oye y ten entendido, hijo mío, el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa».
María reveló a Juan Diego que estamos en su regazo, que ella es nuestra madre y que nunca nos deja solos. Vivamos con gozo nuestra condición de hijos de tan tierna madre. Feliz día a todos.
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