Ha comenzado resaltando la importancia de la GRACIA de Dios, que siempre nos precede. Él llama a nuestra puerta y espera una respuesta, pero no obliga a nadie.
En un segundo momento se ha referido a la respuesta del ser humano a Dios que llama, mediante «la obediencia de la FE» (Rom 1,5), añadiendo que «la salvación no aparece por encanto, sino por un misterio de gracia y de fe, del amor de Dios que nos precede, y de la adhesión confiada y libre por parte del hombre».
Ha dedicado un tercer momento a hablar del AMOR y la justicia, que son la manifestación concreta de la fe.
Ha concluido pidiendo al Señor que nos conceda a todos responder a su llamada (cada uno a la suya personal), para que podamos vivir felices, cumpliendo el eterno proyecto de Dios sobre nosotros.
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