Celebremos a Jesús resucitado, que venció al pecado y a la muerte, y vive para siempre. Él nos envía el Espíritu Santo desde el seno del Padre, para que podamos vivir como cristianos. Donde dos o más se reúnen en su nombre, allí está él, en medio de ellos. Cristo resucitado, que tu bendición descienda sobre nosotros y sobre todas las personas que llevamos en nuestros corazones. Amén.
Mi Dios está vivo, él no está muerto.
Mi Dios está vivo en mi corazón.
Mi Dios está vivo, ha resucitado,
lo siento en mis manos,
lo siento en mis pies,
lo siento en mi alma y en mi ser.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer
del Espíritu de Dios.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer
del agua y del Espíritu de Dios,
hay que nacer del Señor. (bis)
Prepárate para que sientas (3 veces)
el Espíritu de Dios.
Déjalo que se mueva (3 veces)
dentro de tu corazón.
Mi Dios está vivo, él no está muerto.
Mi Dios está vivo en mi corazón.
Mi Dios está vivo, ha resucitado,
lo siento en mis manos,
lo siento en mis pies,
lo siento en mi alma y en mi ser.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer
del Espíritu de Dios.
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer
del agua y del Espíritu de Dios,
hay que nacer del Señor. (bis)
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