Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 5 de mayo de 2022

Jesús es nuestro Pastor y nosotros somos ovejas de su rebaño


El cuarto domingo de Pascua es llamado "del Buen Pastor", porque las lecturas de la misa siempre habla de ese argumento, aunque sean distintas cada año. Lo mismo podemos decir de las oraciones de la liturgia, que en seguida veremos. También es un día especial de oración por las vocaciones.

El cuadro que acompaña esta entrada fue pintado por el alemán Lucas Cranach el viejo (1472-1553).

La oración inicial de la misa, dice así: «Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del Reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén».

Y la oración final dice de esta manera: «Pastor bueno, vela con solicitud sobre nosotros y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén».

Con el salmo responsorial de la misa, decimos: "Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores". Estamos alegres porque Cristo es nuestro Pastor, que nos cuida con amor infinito y da la vida por nosotros. Por eso queremos cantar en su honor llenos de alegría.

En el evangelio de este año, Jesús dice: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano".

¡Qué gozo más intenso me produce escuchar estas palabras! Jesús me conoce y me da vida eterna y nada ni nadie me puede separar de él. Él lo ha dicho y yo le creo. ¡Bendito seas por siempre, mi buen Pastor! A ti la gloria y el honor y la alabanza y la acción de gracias por los siglos de los siglos. Amén.

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