miércoles, 15 de enero de 2020
Material sobre el Tiempo Ordinario
El Tiempo Ordinario ocupa dos terceras partes del año litúrgico. Recojo aquí muchas entradas que he dedicado a este argumento en años pasados, para que puedan profundizar en él quienes lo deseen.
- El año litúrgico. El surgimiento de un calendario de fiestas anuales cristianas fue un proceso largo y laborioso, que desembocó en la actual estructura del año litúrgico, en el que hacemos memoria de los misterios salvíficos de Cristo. El año cristiano comienza el primer domingo de Adviento y concluye el último domingo del Tiempo Ordinario, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
- Año litúrgico: Tiempo Ordinario. La Iglesia distribuye a lo largo del año litúrgico el anuncio de la Palabra de Dios y la celebración de los sacramentos, plenamente consciente de que sus celebraciones no son solo recuerdo de acontecimientos salvíficos ocurridos en el pasado. Ni tampoco son solo promesa de gloriosas realidades futuras. En la liturgia se hacen presentes el pasado y el futuro, ya que sus celebraciones son memoriales; es decir, que al mismo tiempo recuerdan acontecimientos pasados, prometen realidades futuras y actualizan sacramentalmente lo que celebran.
- Tiempo Ordinario. El Tiempo Ordinario no celebra acontecimientos relacionados con Cristo, sino a Cristo mismo, que se hace presente cuando los creyentes se reúnen en su nombre y cumple sus promesas: «Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos» (Mt 18,20) y «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
- Hoy comienza el Tiempo Ordinario. Queremos descubrir a Cristo presente en todos los momentos de nuestras vidas. En los días de fiesta y en los días de trabajo, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las tristezas. Desde que él entró en nuestra historia, no se ha ido nunca, permanece siempre cercano a los que lo invocan, aunque solo lo veamos con los ojos de la fe.
- Significado del Tiempo Ordinario. El color litúrgico es el verde, como los campos en primavera, ya que es el tiempo oportuno para crecer en la intimidad con Cristo y prepararnos para dar frutos de vida eterna. Las semillas que se han plantado en nuestros corazones durante las fiestas, ahora tienen que germinar y crecer.
- Características del Tiempo Ordinario. La actual estructura del Tiempo Ordinario ofrece una gran riqueza de contenidos escriturísticos y teológicos. Los nuevos leccionarios (con su triple ciclo dominical y su doble ciclo ferial) dan respuesta a la petición del Vaticano II: «A fin de que la mesa de la Palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles, ábranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia de modo que, en un período determinado de años, se lean al pueblo las partes más significativas de la Sagrada Escritura» (SC 51).
- Teología del Tiempo Ordinario. El Tiempo Ordinario subraya que Él está vivo y se hace presente para ofrecer su salvación a cada hombre, en todo tiempo y lugar, invitando a acogerle y a seguirle en la vida concreta. La Iglesia hace presente el misterio de Cristo en la liturgia por medio de la lectura de la Sagrada Escritura y la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía dominical.
- En el Tiempo Ordinario Jesús está en medio de nosotros. En esta realidad temporal, histórica, confusa, ambigua, en la que nos encontramos, en la que tenemos experiencias positivas y negativas, momentos de gozo y de dolor, Jesús nos asegura su presencia junto a nosotros. Él garantiza su presencia, no cuando las cosas estén mejor, cuando estemos plenamente convertidos, en un mundo ideal, ya hecho y terminado, sino en este mundo concreto, en crecimiento, lleno de confusiones y de ambigüedades.
- La lectura de la Biblia durante el Tiempo Ordinario. El eje de la liturgia de la Palabra de los domingos es la lectura continuada de los evangelios. Cada uno de los sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) se proclama completo durante un año. San Juan se lee casi por entero cada año en los tiempos fuertes. También se leen textos suyos en el domingo II del Tiempo Ordinario en los tres ciclos. Su capítulo 6 (el discurso del pan de la vida) se reserva para el año de san Marcos ya que, al ser el más breve, no alcanza para llenar todos los domingos.
En el ciclo ferial se proclaman los tres evangelios sinópticos cada año. Los evangelios de la infancia y los pascuales, así como el de Juan, en las ferias de los tiempos fuertes. El discurso escatológico se reserva para las últimas semanas del año litúrgico.
Esta lectura semicontinua de los evangelios y de los otros libros bíblicos propone la entera historia de la salvación y la vida de Jesús, no solo en el recuerdo de los grandes acontecimientos, con ocasión de las distintas fiestas del año, sino en el ordinario sucederse del tiempo.
- El reino de Dios. La clave de lectura que da unidad y armonía a las lecturas bíblicas del Tiempo Ordinario es el anuncio del «reino de Dios», que constituye el contenido principal de la predicación de Jesucristo. Se puede decir que «la dinámica de todo el Tiempo Ordinario está encerrada entre estos dos polos: el reino de Dios anunciado y comenzado por Jesús y el reino de Dios que un día se realizará plenamente, marcando así el final de este tiempo y el comienzo de uno nuevo».
- El Tiempo Ordinario. Presentación resumida del año litúrgico y del Tiempo Ordinario, en el que tomamos conciencia de la presencia del Señor en nuestro caminar de cada día, en la vida cotidiana, en los trabajos y gozos, sufrimientos y esperanzas de cada uno de nosotros.
- Reflexiones sobre el domingo cristiano: Biblia, historia, teología, liturgia. He dedicado trece entradas a hablar del domingo, de sus raíces bíblicas, de su evolución histórica, de su significado litúrgico y teológico, de los retos actuales que presenta a los creyentes. Las recojo aquí para que puedan consultarlas quienes tengan interés.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario