Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 20 de octubre de 2020

Saludos desde el Desierto de las Palmas


Esta semana estoy en el Desierto de las Palmas, dando un curso sobre santa Teresa de Jesús a los novicios carmelitas descalzos. Las jornadas transcurren serenamente, entre momentos de oración personal y litúrgica, y las clases para profundizar en la figura y mensaje de la madre del Carmelo teresiano.

He dedicado muchas entradas a hablar de este monasterio, de su historia, de sus moradores, de los encuentros en la casa de espiritualidad y en la casa de oración, del museo, de los albergues juveniles, del paisaje, etc. Hoy recojo algunas fotografías para que puedan disfrutarlo.


El monasterio antiguo es del siglo XVII y estuvo habitado unos cien años, pero colapsó por unas lluvias torrenciales y movimientos de tierra. Sus ruinas en el centro del valle siguen siendo impresionantes.


El monasterio nuevo es del siglo XVIII y contiene la iglesia, el museo, la parte habitada por los religiosos y la parte dedicada a casa de espiritualidad.


Las ermitas están adaptadas para acoger a quienes desean hacer experiencia de retiro en soledad. Las hay para una y para varias personas.


En el jardín del centro de espiritualidad se alzan dos glorietas y otras dos en los jardines del monasterio. Esta está entre los campos de naranjos, camino del cementerio.


Los "antros" son capillas devocionales esparcidas por la montaña. Hoy esa palabra tiene un sentido peyorativo, para hablar de lugares de mala reputación, pero en griego la palabra "antron" significa cueva o gruta y este es el sentido de estos edificios antiguos, en parte escavados en la roca y en parte construidos.


Los pilares devocionales son muchos. Algunos conservan su función primitiva y tienen cerámicas con los pasos del Vía crucis, los dolores y gozos de san José o los dolores y gozos de la Virgen María. otros han perdido las antiguas cerámicas que los decoraban y quedan como testigos mudos de otros tiempos y devociones.


Junto a la carretera hay varios miradores para gozar del paisaje, con el mar Mediterráneo al fondo.

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