Los ejercicios espirituales son una buena oportunidad para crecer en la intimidad con Cristo y para ocuparnos por unos días únicamente de lo esencial: la celebración de la liturgia de la Iglesia, la oración personal, la meditación de la Palabra de Dios.
Les ofrezco dos cursos de ejercicios espirituales para este año 2024. La primera en el mes de julio, cerca de Murcia, y la segunda en el mes de agosto, cerca de valencia. Son una gran oportunidad para orar y reflexionar, para crecer en la amistad con Cristo, para descansar en el cuerpo y en el espíritu.
Del 19 al 26 de julio en la casa de las hermanas apostólicas de Cristo crucificado, en Villa Pilar, Santo Ángel (Murcia). La encargada es la hermana María. Tel. 968840651. El coste de la participación, estancia y pensión completa es de 320 euros.
Del 5 al 13 de agosto en el centro de espiritualidad del Desierto de las Palmas, de los carmelitas descalzos. El número del teléfono de contacto, para quienes quieran participar, es el 964300786. El encargado es el padre Sebastián García. El coste de la participación, estancia y pensión completa es de 300 euros.
El Señor nos concede subir al Monte Tabor por unos momentos y sentir su cercanía y la caricia de su Espíritu. Después debemos regresar a la vida ordinaria y esforzarnos por descubrir su presencia en las actividades cotidianas, conscientes de que él nunca nos deja solos, aunque a veces nos cueste descubrir las huellas de su paso a nuestro lado.
Como dice san Ignacio de Loyola en la primera anotación de sus ejercicios, "Por ejercicios espirituales se entiende todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de oración vocal y mental, y de otras espirituales operaciones. Porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales; por la misma manera, todo modo de preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima, se llaman ejercicios espirituales".
Santa Teresa de Jesús habla de "almas tullidas" (= paralíticas), que son las que no conocen sus grandes capacidades espirituales ni las usan, porque andan siempre ocupadas en cosas exteriores y no tienen tiempo para las otras:
"No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no nos entendamos a nosotros mismos ni sepamos quiénes somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto (porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe) sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro de esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos" (primeras Moradas 1,2). Los ejercicios espirituales nos ayudan a descubrir la gran belleza y capacidades de nuestras almas.
No siempre podemos parar unos días para desconectar de nuestras actividades cotidianas y renovarnos por dentro, en un ambiente agradable. Pero, cuando lo hacemos, vemos que nos hace bien, que nos ayuda a enfrentarnos mejor a las luchas y actividades de cada día.
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