Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 12 de junio de 2024

Beatos Alfonso María Mazurek, o.c.d. e Hilario Januszewski, o. carm


En 1999 fueron beatificados 108 mártires polacos, víctimas de la persecución nazista contra el cristianismo. Entre ellos hay 3 obispos, 52 sacerdotes diocesanos, 26 sacerdotes religiosos, 3 clérigos, 7 religiosos no sacerdotes, 8 religiosas y 9 personas laicas.

El beato Alfonso María Mazurek nació en 1891 en Baranówka (Polonia). Muy joven ingresó en el Carmelo descalzo, con el nombre de Alfonso María del Espíritu Santo. Estudió filosofía y teología en Cracovia, Linz y Viena. 

Conocido y estimado como educador de la juventud, fue profesor de teología en Cracovia, rector del seminario menor de Wadowice y prior del convento de Czerna, donde se destacó por su espíritu de piedad y de servicio. Compuso música religiosa y favoreció el Carmelo seglar, redactando sus estatutos y un breviario para su uso. 

El 28 de agosto de 1944 fue torturado y sufrió el martirio a manos del ejército nazi. Falleció con el rosario entre las manos. Su sepulcro se conserva en la iglesia de san José, del convento de los carmelitas descalzos de Wadowice (la ciudad donde nació Juan Pablo II).

Algunos pensamientos suyos:

- “Toda nuestra santidad y perfección consiste en conformarnos a la voluntad de Dios, que es la única y suprema norma de perfección y de santidad”.
- “Nada debería turbar la paz y la tranquilidad del corazón, porque este corazón debería apegarse solo a Dios y no a sus consolaciones, a sus gracias o a sus dones”.
- “En las aflicciones, en las tribulaciones, en las angustias y en las tentaciones, siempre me refugiaré junto a la mejor madre: la amadísima María. A ella ofrezco mi vida y todas mis cosas... Fielmente, junto con la santísima madre mía María, quiero estar bajo la cruz de Jesús”.

Oración colecta. Dios todopoderoso, que llamaste a tu hijo Alfonso María a ofrecer su vida por amor a Cristo y a la Iglesia, ayúdanos con tu gracia para que, sostenidos por su ejemplo, permanezcamos fieles a las promesas bautismales durante toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Dios de misericordia, derrama tu bendición sobre estos dones y guárdanos en la fe que tu mártir el beato Alfonso María confesó con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración después de la comunión. Señor, que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza con que el mártir beato Alfonso María se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Escrito de san Juan Pablo II sobre él, que recoge el oficio de lectura.
- Alfonso Mazurek, Hilario JanuszewskiAlfonso Mazurek, Hilario Januszewski y compañeros mártires del nazismo: Me alegro de haber tenido el honor de proclamar beato, junto con otros ciento siete mártires, también al padre Alfonso María Mazurek, que primero fue alumno y luego benemérito formador en el seminario menor adosado al convento de los carmelitas descalzos. Por cierto que tuve ocasión de tratar personalmente con este testigo de Cristo, quien el año 1944, siendo prior del convento de Czerna, selló su fidelidad a Dios con una muerte cruel. Con veneración me arrodillo ante sus reliquias, que reposan en la iglesia de San José en Colle, y doy gracias a Dios por el don de la vida, martirio y santidad de este excelente religioso...

El beato Hilario Januszewski nació en Krajanci (Polonia), en 1907. Muy joven ingresó en el Carmelo. Completados sus estudios en Roma, regresó a su patria y fue profesor de teología y de historia de la Iglesia en el convento carmelitano de Cracovia. Más tarde, también superior del mismo. 

El P. Hilario era exigente e inflexible consigo mismo, pero paciente y comprensivo con los demás. Siempre demostró predilección hacia los enfermos y necesitados. Era muy cono­cido por su piedad, que manifestaba en su celo apostólico, en la celebración de la santa misa, en la oración de la Liturgia de las Horas, en las demás prácticas religiosas y en su ferviente amor a la Orden y a su convento. En su iglesia de Cracovia pasaba largos ratos en devota oración ante la imagen milagrosa de María Santísima del Carmen. Daba conferencias frecuentes y bien preparadas a los clérigos, y en el oficio de ecónomo proveía lo necesario para todos, sin discriminación: a los clérigos, a los hermanos y a los padres.

En 1940, fue arrestado a causa de su fe cristiana y deportado al campo de concentración de Dachau. Allí coincidió con el beato carmelita holandés Tito Brandsma. Contagiado por el tifus mientras prestaba asistencia a los enfermos, murió el 25 de marzo de 1945, sobresaliendo por su fe y por su caridad. Fue beatificado en 1999, junto con otros 107 compañeros de martirio.

Oración colecta. Padre todopoderoso, que concediste al mártir beato Hilario Januszewski pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre; te rogamos que su intercesión nos ayude a soportar por tu amor la adversidad, y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Dios de misericordia, derrama tu bendición sobre estos dones y guárdanos en la fe que tu mártir el beato Hilario confesó con su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración después de la comunión. Señor, que el sacramento que hemos recibido nos dé la fortaleza con que el mártir beato Hilario se mostró siempre fiel a tu servicio y vencedor en el tormento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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