Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 23 de mayo de 2017

Señor, que los buenos sean simpáticos


Hay un niño que ora siempre así: "Señor, que los malos sean buenos y que los buenos sean simpáticos". Bueno, parece ser que esa oración la han hecho muchos niños y adultos a lo largo del tiempo, por lo que la habrá oído alguna vez y la ha hecho suya.


El caso es que esta petición me parece preciosa, porque -por desgracia- algunas personas que se esfuerzan por ser buenas tienen unas caras tan tristes que dan la impresión de que la virtud sea indigesta aunque, en realidad, sea todo lo contrario.

Hay tres santos especialmente simpáticos en el calendario cristiano: la española santa Teresa de Jesús, el italiano san Felipe Neri y el inglés santo Tomás Moro. El cuadro de arriba representa a la francesa santa Teresita de Lisieux, que también es una santa simpática.

De la simpatía de santa Teresa de Jesús hemos hablado en varias ocasiones. Quienes lo deseen, pueden consultar las siguientes entradas:




De san Felipe Neri he hablado en algunas ocasiones, recogiendo dos vídeos con una música bien simpática:

- Capitán Jesús.

Hoy les propongo esta preciosa oración de santo Tomás Moro:

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama: YO.

Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás. Amén.

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