Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 31 de julio de 2023

Salamanca, ciudad de arte y cultura


Salamanca es una ciudad patrimonio de la humanidad, habitada desde la Edad de Hierro, hace unos 2.700 años. Ha sido ocupada a lo largo de los siglos por vacceos, vetones, romanos, visigodos y musulmanes. Tiene unos 150.000 habitantes (200.000 en su área metropolitana). De gran importancia histórico-artística son los edificios universitarios, las catedrales (vieja y nueva) y la plaza mayor (diseñada por el gran arquitecto barroco Alberto Churriguera). Está situada a 802 metros sobre el nivel del mar.

El bimilenario puente romano de piedra granítica sobre el río Tormes fue el único acceso a la ciudad desde el sur hasta bien entrado el siglo XX. Hasta 1973 pasaban por encima los camiones, hoy es peatonal. Tiene casi 360 metros de largo y unos seis de calzada. De los 26 arcos de unos seis metros de altura, los 15 del lado de la ciudad son de origen romano, los demás son reconstrucciones de época medieval. En el centro hay una especie de torreón y en la cabecera, por el lado de la ciudad, hay un verraco de piedra de la época de los vetones, al que hace referencia el Lazarillo de Tormes.

La universidad de Salamanca es la tercera más antigua del mundo (fundada en 1218, después de las de Bolonia y Palencia), aunque es la primera que recibió el título de «universidad» (en 1252), ya que antes eran llamadas «estudios generales». En los siglos XVI y XVII era la más prestigiosa del mundo y se decía: «Quod natura non dat, Salmantica non præstat», «Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta» (es decir, que si no hay inteligencia, no se consigue nada ni yendo a Salamanca).

Los edificios más significativos de la universidad son las escuelas mayores (construidas entre 1511 y 1533), con su espectacular fachada plateresca, y las escuelas menores (de 1428), con su bello patio de arcos mixtilíneos. En el centro del «patio de las escuelas» hay una escultura en bronce de fray Luis de León que, al retomar sus clases después de cuatro años pasados en la cárcel inquisitorial, acusado de preferir la Biblia hebrea a la vulgata y de traducir el Cantar de los cantares al español, comenzó diciendo su famoso «Como decíamos ayer» y continuó sus lecciones donde las había dejado.

Juristas de esta universidad escribieron los primeros tratados de derecho internacional («derecho de gentes», inspirado en el «derecho público» romano), matemáticos de la misma reformaron el calendario gregoriano (que es el que usamos desde 1582), sus teólogos son los que marcaron las reflexiones del Concilio de Trento. En el siglo XVI estudiaron en Salamanca san Juan de la Cruz y las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo (la “latina”, dama de compañía y maestra de Isabel la Católica) y Luisa de Medrano (que también dio clases de derecho en la universidad). El matemático Juan Pérez de Moya dejó escrito en un libro publicado en 1583 que Francisca de Nebrija heredó la cátedra de su padre Antonio en la universidad de Alcalá de Henares. Nos encontramos con los primeros testimonios de la historia de dos mujeres profesoras universitarias.

La catedral vieja es de los siglos XII y XIII. Tiene un singular cimborrio románico, llamado “torre del gallo”, con 32 ventanas, recubierta de escamas de piedra al exterior. Conserva frescos y sepulcros medievales. El retablo del siglo XV es obra de los hermanos Delli (italianos) y tiene 53 tablas con escenas de la historia de la salvación. En la bóveda se representa el juicio final. Lo preside la Virgen de la Vega, del siglo XII.

En el claustro hay siete capillas y dos salas capitulares. En la de santa Bárbara tenían lugar las defensas de tesis doctorales hasta 1843.

La catedral nueva es del siglo XVI. En el coro churrigueresco hay un órgano renacentista y otro barroco. En el trascoro hay hermosas esculturas de Juan de Juni. En el altar mayor, varias esculturas y el sagrario y dos urnas de plata con los restos de san Juan de Sahagún (patrono de Salamanca) y santo Tomás de Villanueva. Tiene 18 capillas, entre las que destacan la capilla dorada, de 1515, y la del Cristo de las batallas (que acompañó al Cid en la reconquista de Valencia). Las sacristías recogen una importante colección de orfebrería.

Cerca de la catedral, en la parte más alta de la ciudad, se encuentra «la clerecía» es el antiguo colegio de los jesuitas, actual sede de la universidad pontificia de Salamanca. El imponente edificio barroco se construyó con el mecenazgo de los reyes, lo que le permitió elevar esas torres tan altas, a pesar de que entonces ningún templo podía tener las torres más altas que las de la catedral.

Enfrente está la singular «casa de las conchas» (en la fachada hay más de 300 talladas en piedra y adosadas al muro con ganchos de hierro), construida entre 1493 y 1517, primero fue palacio de los Maldonado, después cárcel de la universidad y hoy alberga una biblioteca pública.

La plaza mayor, diseñada por Alberto y Nicolás Churriguera y construida en la primera mitad del siglo XVIII, fue escenario de corridas de toros, procesiones, fiestas populares, etc. Es la más proporcionada y armónica de las plazas antiguas. En las enjutas de los 88 arcos hay medallones con reyes, militares, sabios y santos españoles.

Las calles de la ciudad están salpicadas de monumentos de piedra dorada: iglesias, colegios universitarios y palacios. Salamanca está llena de leyendas y tradiciones, además de numerosas referencias literarias. Por allí pasaron Fernando de Rojas (autor de La Celestina, de finales del siglo XV), Antonio de Nebrija (escritor de la primera gramática de la lengua española en 1492, la primera en lengua moderna, la primera en inglés se escribió 100 años después), el autor del Lazarillo de Tormes, fray Luis de León, santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Miguel de Unamuno…

«Advierte, hija mía, que estás en Salamanca, que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias, y que de ordinario cursan en ella y habitan diez o doce mil estudiantes, gente moza, antojadiza, arrojada, libre aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor». (Miguel de Cervantes)

Es una fiesta para los ojos y para el espíritu ver la ciudad como poso del cielo en la tierra de las aguas del Tormes.

Salamanca, Salamanca, / renaciente maravilla,
académica palanca / de mi visión de Castilla.
Oro en sillares de soto / en las riberas del Tormes;
de viejo saber remoto / guardas recuerdos conformes.
Hechizo salmanticense / de pedantesca dulzura;
gramática del Brocense, / florón de literatura.
¡Ay mi Castilla latina / con raíz gramatical,
ay tierra que se declina / por luz sobrenatural!
(Miguel de Unamuno)

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