Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 20 de julio de 2023

Oraciones de la liturgia bizantina en honor del profeta Elías


La liturgia bizantina tiene una liturgia de las horas propia de la fiesta del profeta Elías, así como un canon propio, escrito por José el Himnógrafo (s. IX), que lo presenta como hombre lleno de amor por Dios y gran intercesor a favor del pueblo. 

Aunque es la fiesta del profeta Elías, muchos textos unen a Elías con su discípulo Eliseo. La ilustración representa el momento en que Elías llama a Eliseo a seguirle.

Algunos textos subrayan el contraste entre el celo de Elías, que pide el castigo de los pecadores, y la misericordia de Dios, siempre dispuesto a darles una nueva oportunidad. Solo después de su experiencia en el Horeb, al final de su vida, Elías se identifica con el pensar de Dios y se convierte en el que suplica misericordia y perdón para los pecadores. A continuación presento una breve selección de textos:

Hoy, el veinte de julio, la santa Iglesia celebra la conmemoración del santo y glorioso profeta Elías tesbita. Por sus intercesiones, Cristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.

Verbo de Dios muy compasivo, que trasladaste a Elías el Tesbita de la tierra al cielo en un carro de fuego, salva por su intercesión a los que te glorificamos con fe y celebramos con júbilo su fiesta.

¡Oh Elías, bendito de Dios! No en el terremoto, sino en la brisa suave contemplaste la presencia de Dios. Él te llevó al cielo de manera sorprendente en un carro de fuego; ¡Oh, inspirado por Dios!

Asamblea de los ortodoxos, ¡venid, congreguémonos en el templo de Dios! Cantemos unidos un himno armonioso, glorificando a Cristo, que honró a sus profetas, y exclamemos con alegría, diciendo: 

“¡Regocíjate, ángel terrenal y hombre celestial, tú de gran nombre, Elías! ¡Regocíjate, tú que recibiste la doble gracia de Dios, reverendísimo Eliseo! ¡Regocijaos vosotros, apoyos fervientes y campeones auxiliadores, médicos de las almas y de los cuerpos! Y librad de toda adversidad, de las tribulaciones y opresiones a cuantos celebramos con fe vuestra conmemoración”.

Elías, que arde en celo por la gloria de Dios, el que se dominó sus deseos, hoy es llevado por los aires, pues ha sido maestro preelegido de la salvación del mundo entero. ¡Qué gloria sublime es la que había merecido el profeta que está volando hacia lo alto! Elías es la belleza de los profetas y lo más íntimo entre ellos; Pues apareció ángel en el cuerpo y por sus rectificaciones, un hombre incorpóreo. Alabémosle, pues diciendo: “Apóyanos en el día del juicio”.

Quien fue santificado antes de que fuera concebido, el enviado de Dios, la inteligencia ardiente, el hombre celestial y el precursor divino de la segunda venida de Cristo, el glorioso Elías, pilar de los
profetas y su piedra angular, ha convocado espiritualmente a los amantes de las fiestas, para que celebren su conmemoración divina.

Fieles, honremos hoy con himnos davídicos al profeta del Señor, Elías tesbita, el celoso hermosísimo que por su lengua hizo el cielo sólido como el hierro y la tierra fecunda infértil ¡Qué maravilla! Pues un hombre terrenal impidió al cielo llover. ¡Qué extraño! Pues el hombre mortal se revistió de la inmortalidad, ascendió a los cielos en un carruaje de fuego, otorgó a Eliseo, con su manto, la doble gracia; reprendió a los reyes, hizo perecer por el hambre al pueblo rebelde, decepcionó a los falsos sacerdotes de la confusión y resucitó por su palabra al hijo de la viuda. Por su intercesión, consérvanos en la paz, Cristo, Dios nuestro, y otórganos la victoria sobre los enemigos.

Con himnos espirituales alabemos a los dos profetas de Cristo; Porque Elías tesbita ascendió a los cielos y por su manto Eliseo recibió de Dios el doble espíritu de Elías. Ambos se manifestaron astros luminosos del universo, intercediendo sin cesar por nuestras almas.

Elías y Eliseo han brillan en el universo como dos astros luminosos. Por su palabra, uno impidió la lluvia de los cielos, reprendió a los reyes y en un carruaje de fuego ascendió a los cielos; y el otro curó las aguas amargas de Jericó, y cuando recibió la doble gracia cruzó a pie las aguas del Jordán. Ambos están ahora regocijándose con los ángeles en presencia del Altísimo e intercediendo por la salvación de nuestras almas.

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