Novena a la Virgen del Carmen, día sexto: La Virgen María en las bodas de Caná. La imagen que acompaña esta entrada se conserva en el Carmen de Lima (perú).
Oración inicial. Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al celebrar el día sexto de la novena en honor de la Virgen María, madre y hermosura del Carmelo, concédenos por su intercesión vernos libres de todo peligro y vivir en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO, perfúmanos en el alma y en el cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. Dios te salve, María…
ESTRELLA DEL MAR, conduce nuestra barquilla en el mar de la vida hasta que lleguemos a las playas luminosas de la patria celestial. Dios te salve, María…
REINA DEL CIELO, que un día gocemos de tu compañía en la eternidad y proclamemos contigo la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. Dios te salve, María…
(Pídase la gracia que se desea alcanzar)
Letanías
Santa María, madre de Dios y madre nuestra, ruega por nosotros.
Madre solícita en la visitación, ruega por nosotros.
Madre oferente en el templo, ruega por nosotros.
Madre exiliada en Egipto, ruega por nosotros.
Educadora de Jesús, ruega por nosotros.
Intercesora en Caná, ruega por nosotros.
Atenta a las necesidades de los hermanos, ruega por nosotros.
Madre de los discípulos de Jesús, ruega por nosotros.
Madre que nos indica el camino, ruega por nosotros.
Madre y hermosura del Carmelo, ruega por nosotros.
- Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración final. Virgen María, madre y hermosura del Carmelo, estrella del mar, en esta novena acudimos a ti implorando tu amparo. Madre de Dios y madre nuestra, dirige tu mirada a todos los que invocamos tu auxilio, escucha nuestras plegarias y enséñanos a servir a Jesús con corazón sincero, como hiciste tú. Madre de misericordia y refugio de los pecadores, intercede por nosotros ante tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Blanca flor del Carmelo,
vid en racimo,
celeste claridad,
celeste claridad,
puro prodigio
al ser, a una,
al ser, a una,
Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
¡Virgen fecunda!
María, puerta y llave
del paraíso,
queremos desatarnos
queremos desatarnos
y estar con Cristo;
si tú nos abres,
si tú nos abres,
reinaremos allí
con tu Hijo, ¡Madre!
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida.
REFLEXIÓN BÍBLICA: LA VIRGEN MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ
Lecturas bíblicas
Lectura del libro de Isaías (62,3-5). Así dice el Señor: Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi predilecta», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo. Como un joven se desposa con una doncella, así te desposa el que te construyó. Como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo.
Salmo responsorial (44). Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente, a mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza, póstrate ante él, que él es tu Señor.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocados;
la llevan ante el rey, con séquitos de vírgenes, la siguen sus compañeras.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Del evangelio según san Juan (2,1-12). Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino». Luego dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga»… Así Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos.
Reflexión
En tiempos de Jesús había muchos ciegos, muchos paralíticos, muchos hambrientos; pero su primer milagro no consistió en sanar un enfermo, sino en transformar el agua en vino durante un banquete de bodas. A primera vista, parece poco serio. Estamos tentados de pensar que antes ya había hecho otras cosas similares y que esta fue solo una condescendencia con su madre, sin mayor trascendencia. Sin embargo, el evangelio de san Juan afirma claramente que, en las bodas de Caná, Jesús «realizó su primer signo» (Jn 2,11).
Por tanto, el milagro de Caná es, ante todo, un «signo», que nos ayuda a comprender la identidad y la misión de Jesucristo; su misterio. Y es el primero, que ofrece una clave de lectura a todo lo que viene después. Por eso tenemos que interpretarlo, para comprender su significado. Los profetas nos ayudan, porque hablan del pacto amoroso que Dios quiere realizar con su pueblo en los tiempos mesiánicos, presentándolo como un matrimonio.
Antes del matrimonio, los esposos se purificaban con un baño ritual y lavaban también los objetos que les servirían en su nueva vida de casados. Esto explica la presencia de las tinajas «para la purificación de los judíos». San Juan indica que ya ha terminado la era de los ritos judíos de purificación. Por eso el agua de las tinajas fue transformada en el vino de la fiesta. Ya ha concluido la época de las promesas, el tiempo de la preparación.
A María le preocupa la situación de esta pareja e intercede por ella. Jesús cede a la petición de su madre y adelanta la hora de su manifestación. Es importante recordar que Jesús no había hecho milagros antes, ya que este es el primero, pero María confía en él y sabe que él puede hacer algo para ayudar a los novios, que se encontraban en un apuro. A pesar de que Jesús parece desentenderse, ella dice a los criados: «Haced lo que él os diga», manifestando plena confianza en Jesús.
Al transformar el agua de las seis tinajas para la purificación en el vino de la fiesta, Jesús indica que él es el esposo, enviado por Dios para unirse en matrimonio de amor con la Iglesia y con el alma de cada creyente, para traer a la tierra la gracia de la nueva alianza, representada por el «vino bueno». El banquete de Caná, en realidad, está celebrando este desposorio místico.
Pidamos a María que nos enseñe siempre a hacer lo que él nos diga y que abra nuestros ojos para que comprendamos los signos de la presencia amorosa del Señor en nuestras vidas.
con tu Hijo, ¡Madre!
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida.
REFLEXIÓN BÍBLICA: LA VIRGEN MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ
Lecturas bíblicas
Lectura del libro de Isaías (62,3-5). Así dice el Señor: Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi predilecta», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo. Como un joven se desposa con una doncella, así te desposa el que te construyó. Como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo.
Salmo responsorial (44). Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente, a mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza, póstrate ante él, que él es tu Señor.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocados;
la llevan ante el rey, con séquitos de vírgenes, la siguen sus compañeras.
Que llega el esposo, salid a recibirlo.
Del evangelio según san Juan (2,1-12). Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino». Luego dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga»… Así Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos.
Reflexión
En tiempos de Jesús había muchos ciegos, muchos paralíticos, muchos hambrientos; pero su primer milagro no consistió en sanar un enfermo, sino en transformar el agua en vino durante un banquete de bodas. A primera vista, parece poco serio. Estamos tentados de pensar que antes ya había hecho otras cosas similares y que esta fue solo una condescendencia con su madre, sin mayor trascendencia. Sin embargo, el evangelio de san Juan afirma claramente que, en las bodas de Caná, Jesús «realizó su primer signo» (Jn 2,11).
Por tanto, el milagro de Caná es, ante todo, un «signo», que nos ayuda a comprender la identidad y la misión de Jesucristo; su misterio. Y es el primero, que ofrece una clave de lectura a todo lo que viene después. Por eso tenemos que interpretarlo, para comprender su significado. Los profetas nos ayudan, porque hablan del pacto amoroso que Dios quiere realizar con su pueblo en los tiempos mesiánicos, presentándolo como un matrimonio.
Antes del matrimonio, los esposos se purificaban con un baño ritual y lavaban también los objetos que les servirían en su nueva vida de casados. Esto explica la presencia de las tinajas «para la purificación de los judíos». San Juan indica que ya ha terminado la era de los ritos judíos de purificación. Por eso el agua de las tinajas fue transformada en el vino de la fiesta. Ya ha concluido la época de las promesas, el tiempo de la preparación.
A María le preocupa la situación de esta pareja e intercede por ella. Jesús cede a la petición de su madre y adelanta la hora de su manifestación. Es importante recordar que Jesús no había hecho milagros antes, ya que este es el primero, pero María confía en él y sabe que él puede hacer algo para ayudar a los novios, que se encontraban en un apuro. A pesar de que Jesús parece desentenderse, ella dice a los criados: «Haced lo que él os diga», manifestando plena confianza en Jesús.
Al transformar el agua de las seis tinajas para la purificación en el vino de la fiesta, Jesús indica que él es el esposo, enviado por Dios para unirse en matrimonio de amor con la Iglesia y con el alma de cada creyente, para traer a la tierra la gracia de la nueva alianza, representada por el «vino bueno». El banquete de Caná, en realidad, está celebrando este desposorio místico.
Pidamos a María que nos enseñe siempre a hacer lo que él nos diga y que abra nuestros ojos para que comprendamos los signos de la presencia amorosa del Señor en nuestras vidas.
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