El Domingo de Ramos, con el que inicia la Semana Santa, suscita muchos recuerdos agradables de mi infancia. En este día se solía decir: "Domingo de Ramos, al que no estrene algo se le cortan las manos", ya que solíamos vestirnos con las ropas nuevas que nos compraban para la llegada de la primavera y del buen tiempo.
La procesión del Domingo de Ramos era siempre la más alegre y bulliciosa de la Semana Santa, si exceptuamos la "del encuentro" del Domingo de Pascua.
En algunos lugares es espectacular. En Elche, por ejemplo, es de interés turístico internacional. En este vídeo de 2012 pueden ver la que se realiza en mi pueblo antes de la santa misa. Yo siempre participé en ella vestido de niño hebreo hasta que hice la primera comunión, de monaguillo en los años siguientes y como miembro del Orfeón Hilarión Eslava posteriormente.
Este año no habrá manifestaciones de fe fueras de los templos, a causa de la pandemia, pero intentaremos vivir esta jornada con el mismo fervor (o más) que en años pasados.
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