Muy poco aprovecha que suene la voz de la verdad divina en lo de fuera, si no hay orejas que la quieran oír en lo de dentro. Ni nos basta que, cuando fuimos bautizados, nos metiese el sacerdote el dedo en los oídos, diciendo, que fuesen abiertos, si los tenemos cerrados a la palabra de Dios, cumpliéndose en nosotros lo que de los ídolos dice el profeta David: "Ojos tienen y no ven; orejas tienen y no oyen" (Sal 113,5). Alce sus ojos a su Señor, y pídale fuerzas, y oiga sus palabras, que dicen así: "Confiad, que yo vencí al mundo" (Jn 16,33).(San Juan de Ávila).
Retrato del santo realizado en el taller de El Greco, se encuentra en el museo de El Greco en Toledo.
Oh, Jesús Nazareno, cuán suave es el olor de ti, que despierta en nosotros deseos eternos y nos hace olvidar los trabajos, mirando por quién se padecen y con qué galardón se han de pagar! ¿Y quién es aquel que te ama, y no te ama crucificado? En la cruz me buscaste, me hallaste, me curaste y libraste y me amaste, dando tu vida y sangre por mí en manos de crueles sayones; pues la cruz te quiero buscar y en ella te hallo, y hallándote me curas y me libras de mí, que soy el que contradice a tu amor, en quien está mi salud. Y libre de mi amor, enemigo tuyo, te respondo, aunque no con igualdad, empero con semejanza, al excesivo amor que en la cruz me tuviste, amándote yo y padeciendo por ti, como tú, amándome, moriste de amor de mí. Mas ¡ay de mí, y cuánta vergüenza cubre a mi faz, y cuánto dolor a mi corazón!; porque siendo de ti tan amado, lo cual muestran tus tantos tormentos, yo te amo tan poco como parece en los pocos míos. (San Juan de Ávila).
Lienzo pintado en 1746 por el francés Pierre Subleyras. Se encuentra en la galería de arte de Birmingham.
¡Cristianos! Ovejas sois de Jesucristo, y él es vuestro pastor. ¡Oh dichosas ovejas que tienen tal pastor! "Mis ovejas -dice el Señor- oyen mi voz; y yo las conozco". Oyen mi palabra, ellas pacen en mi dehesa y comen de mi hierba, conózcolas, guárdolas yo. Y síguenme. Porque donde voy yo van ellas; adonde estoy yo están ellas; no me pierden paso las buenas ovejas. Las que conocen a su pastor, de cualquier manera siguen a su pastor; va el pastor por breñales y espinas, y va la oveja coja, y aquí se deja el pedazo de la lana, acullá se rompe el pellejo, y como puede, cansada como está, siempre sigue a su pastor. ¡Oh pastor bendito, y cómo curáis vos la ovejita coja y cansada, cómo volvéis por el cristiano que os va siguiendo y va cansado y sudando y, como puede, no deja de seguir vuestros pasos! ¡Cómo y con qué amor volvéis vos a él y tomáis a cuestas sus trabajos, y le ayudáis a pasar el camino, y le ponéis miera adonde la ha menester, como buen pastor! […] Seguid a Jesucristo, mirad las pisadas del pastor. (San Juan de Ávila).
Pintura realizada por María José Ruiz y regalada por el pueblo de Montilla al papa Francisco el año 2015. Se encuentra en el colegio español de Roma.
Habiendo Dios venido a curarnos, ¿hémonos de quedar enfermos? Estando a la puerta de nuestro corazón llamando y diciendo: "Ábreme, amiga mía, esposa mía" (Cant 5,2), ¿dejarle hemos estar llamando, envueltos en nuestras vanidades, y no salirle a abrir? Ánima mía, ven acá y dime, de parte de Dios te lo pido, ¿qué es aquello que te detiene de no ir toda y con todas tus fuerzas tras Dios? ¿Qué amas, si a este tu Esposo no amas? ¿Y por qué no amas mucho a quien mucho te amó? ¿Adónde estás cuando en Jesucristo no estás? ¿Qué piensas? ¿Qué estimas? ¿Qué buscas fuera del único y cumplido bien? (San Juan de Ávila).
Escultura en barro policromado realizada por Joaquín Marchal el año 2021 para la parroquia de Priego de Córdoba.
Conviene no mirarnos a solas; mas alzar los ojos arriba, considerando a Jesucristo nuestro Señor, el cual es tan lleno de misericordia y remedio y de merecimientos para nosotros, que basta para consolar y enriquecer a los muy tristes y pobres. Sépalo, señora, que la confianza y consuelo de los cristianos que se desean salvar no ha de estar puesta en sus propias fuerzas ni obras solas, mas en la gracia que nos es dada en las de Jesucristo, que por su infinita bondad las quiso comunicar con todos los que con fe y penitencia se sujetaren a él según dice San Pablo: "Que fue hecho causa de salud a todos los que le obedecen" (Heb 5,9). Y teniendo tal arrimo en él como tenemos, estamos tan confiados y sosegados, cuanto es razón que lo estén los que participan de merecimientos de Dios humanado. Porque el negocio de salvarse los hombres más es gracia de Dios por Jesucristo nuestro Señor que fuerza y valor de nuestros trabajos propios. Y más quiere Dios ser glorificado de salvar por gracia que de pagar lo que debe; porque pagar quienquiera lo hace, más darnos su Hijo, y por él tomarnos por hijos, y darnos el don de su gracia, y como a tales darnos fuerza para servirle como buenos hijos, y como a tales prometernos la herencia, ésta es merced inestimable de Dios, y por tal quiere él que sea conocida y agradecida. (San Juan de Ávila).
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