Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 15 de mayo de 2023

San Isidro labrador


El 15 de mayo se celebra la fiesta de san Isidro labrador, esposo de santa María de la Cabeza, cuya fiesta se celebra el 9 de septiembre, y padre de san Illán, cuya fiesta se celebra el 16 de mayo. En Madrid son muy populares las verbenas en su honor.

Su vida está recogida en el Códice de Juan Diácono, escrito en el siglo XIII. Allí se cuenta que el cuerpo del santo fue encontrado incorrupto cuarenta años después de su muerte, que se multiplicaron los prodigios durante el traslado de sus reliquias y que entonces el pueblo comenzó a venerarlo como santo y a considerarlo el patrono de la villa.

San Isidro y su familia vivieron en el siglo XII, en una pequeña aldea situada donde hoy se levanta la ciudad de Madrid. Era la época de la reconquista y tuvieron que desplazarse en algunas ocasiones a causa de las invasiones de los almorávides y de las luchas entre cristianos y musulmanes.

Los datos que aporta el documento sobre la vida de esta singular familia son escasos y mezclados con piadosas leyendas medievales, como que el niño se cayó a un pozo y las aguas subieron de nivel por la oración de los padres, de manera que pudo ser rescatado.

También se cuenta que los ángeles araban los campos mientras el santo permanecía en oración.

El códice se detiene más en los milagros realizados desde el año 1212, cuando se encuentra el cuerpo, hasta 1275, en que se escribe el libro. Los testimonios que recoge este códice nos dicen que san Isidro era invocado para obtener favores tanto por los cristianos como por los musulmanes de la época. 

También nos indica una mentalidad muy común en la época, que expuso un recaudador de impuestos cuando llegó a la villa y descubrió que su patrón era un simple labriego: «Yo estaría dispuesto a creer que, quien fuese hijo de un príncipe o de un noble,
bien pudiera llegar a ser verdadero santo; pero no creo de ninguna manera que llegue a santo un jornalero o un campesino».

El códice concluye con la narración de una rogativa para pedir la lluvia, algo muy común en las sociedades agrícolas del pasado: «Entre otros milagros conocidos que se atribuyen a San Isidro, en modo alguno debe pasarse por alto el que por la divina misericordia  se reveló a todo el pueblo de Madrid, tanto clérigos como laicos y otra mucha gente venida de diversas partes para rogar lluvia en el año 1275, en el mes de marzo, bajo el reinado del rey don Alfonso. Como a la sazón, la escasez de alimentos y pan apremiase a todo el pueblo, a lo largo y ancho de la región y la excesiva hambre diezmara a mendigos y pobres, y el cielo no concediese lluvia para las semillas sembradas en la tierra, muchos pueblos de los alrededores, con el estandarte de la cruz delante, iban en masa a visitar distintos santuarios y del cielo reclamaban la lluvia con lágrimas y suspiros. En esta difícil situación, todo el pueblo de Madrid, tanto el cabildo de clérigos como el concejo de legos y el colegio de los religiosos, unánimemente llegaron al acuerdo de sacar la reliquia de san Isidro del sepulcro y, por su mediación, rogar lluvia al cielo. Así se hizo, y  los franciscanos, colocando el lecho sobre sus hombros, llevaron la reliquia del santo hasta la basílica de nuestra Señora la Virgen María, que dista de la villa casi dos millas, y, en compañía del clero y de todo el pueblo, lo llevaron en procesión con gran solemnidad. Y allí se encontraron que había una gran muchedumbre de Yllescas con la imagen de nuestra Señora la Virgen María en espera de la lluvia del cielo. Y, una vez celebrados los oficios divinos adecuados y acabado el sermón, como la lluvia no caía del cielo ni se dignaba llegar a la tierra, la gran multitud de los presentes, en medio de lloros, clamaba y gemía  muy atemorizada, porque el Señor no consentía mandar lluvia ni siquiera por intercesión del santo, quien mientras vivió, con insistente denuedo, había visitado la basílica de la Virgen. Entonces el predicador dijo: «Saqúese el dignísimo cuerpo de lugar donde reposa, tiéndasele delante de la Virgen María y hágase así lo que Dios ha decidido dar por bueno». Inmediatamente después las manos de los religiosos levantaron el cuerpecillo del santo y todos de corazón se deshacían en lágrimas, gemidos y llantos. Plugo a la divina providencia derramar abundante lluvia del  cielo y regar sobradamente la región [...]. Tras devolver el cuerpo del santo a su sepultura, todos volvieron a sus casas con gran regocijo, y aquel año, por la misericordia divina, todos los campesinos obtuvieron una cosecha abundante en todos los lugares de la región».

Aunque su culto comenzó en el siglo XIII, san Isidro fue canonizado oficialmente en 1622, en la misma ceremonia que santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier y san Felipe Neri. Entonces no eran comunes las ceremonias conjuntas de canonización. Quizás esta fue la primera. Algunos italianos de la época decían con ironía: «Han sido canonizados cuatro españoles y un santo», dando importancia solo a san Felipe y rechazando a los otros cuatro, por españoles.

Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Poema de Lope de Vega:

Madrid, aunque tu valor
reyes le están aumentando,
nunca fue mayor que cuando
tuviste tu labrador.

Aunque de gloria se viste,
Madrid, tu dichoso suelo,
nunca más gloria tuviste
que cuando, imitando al cielo,
pisado de ángeles fuiste.
No igualará aquel favor
el que hoy ostenta tu honor,
aunque opongas tu trofeo,
aunque aumente tu deseo,
Madrid, aunque tu valor.

No tendrás glorias mayores,
que cuando en las manos bellas
de angélicos labradores,
eran tus flores estrellas,
los rayos del sol tus flores.
En vano están laureando,
en vano están coronando
tu frente, en vano el honor
que te ha dado un labrador,
Reyes le están aumentando.

Dirán que cuándo tuviste
más gloria que en ti se encierra.
Di que cuando ángeles viste
labrar humildes tu tierra;
di que cuando cielo fuiste;
que cuando al cielo imitando
el sol te estaba envidiando,
pues su luz tu luz prefiere;
y así sabrá quien dijere
Nunca fue mayor que cuando.

Mayores triunfos, mayores
lauros tu poder advierte,
pues con divinos favores
respetas, como la muerte,
mas que reyes, labradores.
Hagan inmortal tu honor
jaspes, mármoles y bronces;
pues para gloria mayor
hoy tienes tal rey, y entonces
Tuviste tu labrador.

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