Una tradición antigua cuenta que una vez que el carmelita san Ángel de Jerusalén estaba predicando en la basílica romana de San Juan de Letrán (la catedral de Roma), coincidió con santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís. Predicó tan bien, que ambos santos quisieron conocerlo y "como si siempre se hubieran conocido, se abrazaron". Y los tres compartieron varias profecías:
Ángel dijo a Domingo "el Señor te ha escogido como acérrimo impugnador de las herejías y predicador contra los vicios".
A esto, contestó Domingo: "Alégrate, Ángel, a quien el Señor ha escogido por predicador de la Verdad contra los vicios y herejías; y por lustre de la Iglesia con tus virtudes".
Después, Ángel dijo a Francisco: "A ti, como principal imitador de Jesucristo, ha de imprimir sus cinco llagas en tu cuerpo por premio de tu humildad".
Y dijo Francisco: "Con razón, Ángel, te debes alegrar, porque en breve tiempo darás tu vida por la honra del Señor en el reino de Sicilia, y con tres coronas de virgen, doctor y mártir, subirás al cielo".
De allí se fueron al convento de Santa Sabina, casa madre de los dominicos, donde los tres pasaron toda la noche en oración.
En varios cuadros antiguos se representa la escena, que quiere invitar a la colaboración a los miembros de las tres Órdenes mendicantes tradicionales: franciscanos, dominicos y carmelitas. El Señor, en su misericordia, nos conceda trabajar unidos en la construcción de un mundo más cristiano.
Aquí tienen otras representaciones del mismo acontecimiento:
Ángel dijo a Domingo "el Señor te ha escogido como acérrimo impugnador de las herejías y predicador contra los vicios".
A esto, contestó Domingo: "Alégrate, Ángel, a quien el Señor ha escogido por predicador de la Verdad contra los vicios y herejías; y por lustre de la Iglesia con tus virtudes".
Después, Ángel dijo a Francisco: "A ti, como principal imitador de Jesucristo, ha de imprimir sus cinco llagas en tu cuerpo por premio de tu humildad".
Y dijo Francisco: "Con razón, Ángel, te debes alegrar, porque en breve tiempo darás tu vida por la honra del Señor en el reino de Sicilia, y con tres coronas de virgen, doctor y mártir, subirás al cielo".
De allí se fueron al convento de Santa Sabina, casa madre de los dominicos, donde los tres pasaron toda la noche en oración.
En varios cuadros antiguos se representa la escena, que quiere invitar a la colaboración a los miembros de las tres Órdenes mendicantes tradicionales: franciscanos, dominicos y carmelitas. El Señor, en su misericordia, nos conceda trabajar unidos en la construcción de un mundo más cristiano.
Aquí tienen otras representaciones del mismo acontecimiento:
Este enorme lienzo, firmado y fechado en 1747 por Antonio Enríquez, que se conserva en el museo regional de Guadalajara (México). Arriba, a la derecha, está san Ángel predicando en la catedral, con numeroso público, incluidos el papa y varios cardenales.
Entre los personajes destacan santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís a la izquierda, de pie, con unas cartelas que salen de sus bocas.
Más abajo, a la izquierda, se vuelve a representar a los tres personajes, hablando entre ellos, con cartelas que recogen el diálogo.
Esta obra fue pintada por Bernardino Monaldi el año 1607 en la iglesia de santa María la Mayor de Florencia. Como el anterior, representa a san Ángel predicando, con santo Domingo y san Francisco a sus pies, escuchando y después, a la izquierda, el abrazo de los tres.
Obra muy deteriorada, pintada por Nicodemo Ferrucci entre 1620 y 1624 en la iglesia franciscana de Todos los Santos de Florencia.
Detalle del abrazo en la obra de Ferrucci.
Esta obra titulada “Encuentro de santo Domingo, san Francisco y san Ángel en Roma” fue pintada en Cuzco entre los años 1668 y 1684, en el taller de Basilio Santa Cruz. Se conserva en el museo San Francisco de Santiago de Chile.
No recuerdo de dónde saqué esta foto de un precioso fresco renacentista. Desde luego, fue en Italia, quizás en la iglesia de San Martino ai Monti de Roma, aunque no puedo asegurarlo.
Grabado del año 1866, que copia una pintura de Jacopo Ligozzi (1547-1626). Se encuentra en un libro que cuenta la vida de san Francisco.
Este es un grabado antiguo, que los representa orando, los tres arrodillados en Santa Sabina, tal como indica la inscripción en francés.
Este es un grabado antiguo, que los representa orando, los tres arrodillados en Santa Sabina, tal como indica la inscripción en francés.
En esta estampa antigua se puede leer: "SS. viri Dominicus, Franciscus et Angelus carmelita, conventi sta Sabinae in divinis colloquiis vigiles pernoctantes". Es decir: 'Los santos varones Domingo, Francisco y Ángel carmelita, en el convento de santa Sabina pasaron la noche velando en santas conversaciones".
Esta estampa alemana es similar a las anteriores, pero coloca el perro con una antorcha al lado de santo Domingo, el Serafín crucificado junto a san Francisco y la doble corona del martirio (con una palma) y de la virginidad (con una azucena) sobre la cabeza de san Ángel.
Esta pintura de Salvatore de Caro, de 1966, también los representa orando.
El abrazo de san Ángel, san Francisco y santo Domingo tiene un paralelismo en este cuadro que representa un abrazo entre santa Clara de Asís (al centro), santa Teresa de Jesús (a la izquierda) y santa Catalina de Siena (a la derecha). En realidad, las tres santas vivieron en tiempos y lugares distintos, por lo que nunca pudieron encontrarse en la tierra, pero el abrazo de estas tres mujeres representa, en realidad, el encuentro de tres Órdenes religiosas: las monjas carmelitas, clarisas y dominicas.
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