sábado, 13 de mayo de 2023
Jesús resucitado promete el Espíritu Santo
En el evangelio que se lee el domingo sexto de Pascua, Jesús resucitado nos dice que no nos deja solos, que nos regala el Espíritu Santo para que siga haciéndose presente entre nosotros su obra salvadora. El Espíritu Santo es el gran regalo de Jesús resucitado a la Iglesia.
Efectivamente, por la fuerza del Espíritu Santo, los sacramentos no son solo recuerdos de acontecimientos pasados ni son solo promesas de bienes futuros. Por la fuerza del Espíritu Santo, la gracia de Dios se hace presente en los sacramentos y en la vida de los cristianos.
San Pablo enseña que a la base de la Iglesia está el Espíritu (cfr. Gal 3,2-3). Él construye la unidad de la Iglesia, ya que hace de nosotros un único pueblo, en el que todos los miembros participan de una radical igualdad, en cuanto poseedores del único Espíritu, que hace de cada uno un elemento precioso, único: «en un solo Espíritu hemos sido bautizados todos, para no formar más que un solo cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres» (1Cor 12,13).
El Espíritu Santo no es "algo", sino "alguien"; es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que nos consuela, nos fortalece y nos conduce hacia Jesús y hacia el Padre.
No nos cansemos de invocarlo, diciendo: "Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".
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