Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 11 de julio de 2014

La Virgen de las uvas, de Pierre Mignard


Este famoso cuadro de Pierre Mignard, pintado en 1640 y que ahora se conserva en el museo de Louvre, ha sido muchas veces copiado y reproducido, también "recreado" por otros autores. Podemos decir que es un "clásico" del arte barroco francés.

Hay muchos estudios sobre el juego de la luz y de las sombras, el equilibrio de los colores, la composición, el simbolismo... Se dice, por ejemplo, que las manzanas de la cesta hacen referencia al pecado original y las uvas a la redención obtenida por la sangre de Cristo.

Yo solo quiero fijarme hoy en el gesto del Niño Jesús, que juega a esconderse bajo el velo de su Madre. 

El autor quiso representar que el Niño Jesús viene a redimirnos con el sacrificio de su sangre derramada en la cruz y ofrecida en la eucaristía. Intuyéndolo, lo acepta, por eso pone sus manos sobre las uvas que le presenta su madre y cruza los pies, anticipando la postura de los pies traspasados por un clavo en la cruz.

Al mismo tiempo, el Niño aún se siente frágil, por lo que busca protección bajo el velo materno y nos mira con ternura, suplicándonos compasión.

María, por su parte, se asocia a la ofrenda de su Hijo, pero intenta protegerle, abrazándolo y ofreciéndole su cariño.

En los momentos de sufrimiento, hagamos como el Niño Jesús, refugiémonos bajo el velo de María, dejándonos abrazar por ella.

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