La beata María Teresa de San José es una figura extraordinaria. Su nombre de seglar era Anna María Tauscher. Nació en 1855, en Sandow, que entonces formaba parte de Alemania y hoy pertenece a Polonia, hija y nieta de pastores luteranos. Sus padres y abuelos estaban totalmente consagrados a la evangelización y al cuidado de las personas necesitadas.
Desde muy joven ella también quería consagrarse por entero al servicio de Dios y de la evangelización. Lo curioso es que adoraba la presencia de Cristo en la eucaristía, amaba a san José y defendía la virginidad perpetua de nuestra Señora antes de tener cualquier contacto con católicos o con la doctrina católica.
Fundó una asociación de señoritas, que realizaban labores manuales para venderlas y recaudar fondos para las misiones. Por amor a los más necesitados, aceptó encargarse de la dirección del manicomio de Colonia.
Su definitiva conversión al catolicismo tuvo lugar cuando contaba 33 años, después de leer el Libro de la Vida de santa Teresa de Jesús. Al hacerse católica, fue expulsada de su trabajo y rechazada por su familia. Fue incomprendida por los luteranos y también por los católicos de su época, pero nunca se desanimó ni vaciló en la fe, a pesar de llevar una existencia pobre y enferma.
Su definitiva conversión al catolicismo tuvo lugar cuando contaba 33 años, después de leer el Libro de la Vida de santa Teresa de Jesús. Al hacerse católica, fue expulsada de su trabajo y rechazada por su familia. Fue incomprendida por los luteranos y también por los católicos de su época, pero nunca se desanimó ni vaciló en la fe, a pesar de llevar una existencia pobre y enferma.
Buscó otras mujeres con su misma sensibilidad y fundó una "casa para los sin casa" bajo la protección de san José. Allí acogía a niños y ancianos abandonados, emigrantes sin recursos y trabajadores con dificultades. En poco tiempo abrió casas parecidas en distintos lugares de Alemania, Holanda e Italia,
Después de muchos sufrimientos y decepciones, pudo fundar una congregación religiosa de espiritualidad carmelitana, oficialmente afiliada al Carmelo, para el servicio de los necesitados: las Hermanas Carmelitas del Divino Corazón de Jesús. Resumía su proyecto en esta frase: “Toda Carmelita del Divino Corazón de Jesús debe, como un ángel de consuelo y de paz, bajar de las alturas del Carmelo a los hombres, cargados de dolor y sin paz”.
Confiando siempre en la Divina Providencia, ella misma fundó nuevas casas en distintos países de Europa y América. Murió en Holanda el año 1938, cuando contaba 83 años de edad. Fue beatificada en 2006.
Su instituto cuenta en nuestros días con unas 450 religiosas presentes en 50 casas repartidas en Austria, Croacia, Alemania, Islandia, Italia, Países Bajos, Rusia, Hungría, Brasil, Canadá, Nicaragua, Estados Unidos, Venezuela, Camerún y Nigeria.
Oración colecta. Dios omnipotente y misericordioso, que inspiraste a la beata María Teresa de San José Tauscher para que se dedicara con zelo admirable al servicio de tu pueblo, concédenos, por su intercesión, que podamos trabajar con el mismo amor para la edificación de la Iglesia, incluso en medio de las dificultades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las ofrendas. Acepta, Señor, el humilde servicio que te ofrecemos al recordar a la beata María Teresa de San José Tauscher, virgen, y por el santo sacrificio de Cristo, tu Hijo, transfórmanos en ardientes apóstoles de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Padre, que nos has nutrido con el pan de la vida, haz que siguiendo el ejemplo de la beata María Teresa de San José Tauscher llevemos en nuestro cuerpo mortal la pasión de Jesucristo y nos unamos a ti, único y sumo bien. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración sobre las ofrendas. Acepta, Señor, el humilde servicio que te ofrecemos al recordar a la beata María Teresa de San José Tauscher, virgen, y por el santo sacrificio de Cristo, tu Hijo, transfórmanos en ardientes apóstoles de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Padre, que nos has nutrido con el pan de la vida, haz que siguiendo el ejemplo de la beata María Teresa de San José Tauscher llevemos en nuestro cuerpo mortal la pasión de Jesucristo y nos unamos a ti, único y sumo bien. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Aquí pueden consultar su biografía en la web del Vaticano.
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