Jesús pide a los discípulos que den de comer a la multitud, pero ellos le dicen que no tienen suficiente para tanta gente. Todo lo que han podido reunir son cinco panes y dos peces, que ha aportado un muchacho.
Lo importante no es la cantidad que reúnen los discípulos, sino que pongan todo lo que tienen en las manos de Jesús. Él hace el resto.
Hoy sucede lo mismo. A nuestro alrededor se multiplican las necesidades y parece que Jesús nos pide algo que va más allá de nuestras fuerzas. Si ponemos en sus manos lo que tenemos y lo que somos, él hará todo lo demás.
Señor Jesús, acepta mis cinco panes y mis dos peces. Los pongo en tu mano, con la confianza de que tú puedes hacer maravillas con mi pobreza.
(La foto es del mosaico paleocristiano de Tabgha, el lugar de la multiplicación de los panes y los peces, cerca del monte de las bienaventuranzas y de Cafarnaún).
Hoy sucede lo mismo. A nuestro alrededor se multiplican las necesidades y parece que Jesús nos pide algo que va más allá de nuestras fuerzas. Si ponemos en sus manos lo que tenemos y lo que somos, él hará todo lo demás.
Señor Jesús, acepta mis cinco panes y mis dos peces. Los pongo en tu mano, con la confianza de que tú puedes hacer maravillas con mi pobreza.
(La foto es del mosaico paleocristiano de Tabgha, el lugar de la multiplicación de los panes y los peces, cerca del monte de las bienaventuranzas y de Cafarnaún).
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