Santa Teresa de Jesús de «los Andes» nació el año 1900, en Santiago de Chile. Desde su primera infancia, vivió muy unida a Cristo y a la Virgen María. Estaba siempre dispuesta a servir a los demás y a sacrificarse por todos. Enseñaba el catecismo a los niños, presentándoles la virtud de manera amable y atractiva. Escribió algunas obras espirituales, en las que comparte con palabras sencillas su profunda vida interior y su aprecio por la oración. Se consagró privadamente al Señor con catorce años, pero tuvo que esperar hasta lo diecinueve para hacerse carmelita descalza. Murió antes de cumplir veinte años de edad. Es la primera flor de santidad de la nación chilena y del Carmelo Teresiano de América Latina. Fue canonizada en 1993.
Oración colecta. Dios misericordioso, alegría de los santos, que inflamaste el corazón juvenil de santa Teresa con el fuego del amor virginal a Cristo y a su Iglesia, y la hiciste testigo gozoso de la caridad aun en medio de los sufrimientos; concédenos, por su intercesión, que, movidos por el Espíritu Santo, también nosotros, revestidos con su dulzura, proclamemos en el mundo, de palabra y de obra, el evangelio del amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Lectura de la profecía de Oseas (2,16-22). Así dice el Señor: «Yo la llevaré al desierto, le hablaré al corazón, y ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Me desposaré contigo para siempre, me desposaré contigo en justicia y en derecho, en misericordia y en ternura; me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al Señor».
Salmo responsorial (33): R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la misericordia del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.
Evangelio (Mt 18,1-4). Se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?». Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos».
Oración sobre las ofrendas. Padre celestial, te proclamamos admirable al conmemorar a la santa virgen Teresa de los Andes, en cuyo honor presentamos en tu altar estos dones; y por ellos te rogamos que, así como te alegras con sus méritos, te complazcas también en el culto que tu pueblo te ofrece. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Te rogamos, Señor y Dios nuestro, que los sagrados misterios que hemos celebrado nos aparten de las cosas caducas para que, a ejemplo de santa Teresa de los Andes, crezcamos a lo largo de la vida en caridad sincera y podamos gozar en el cielo de la visión eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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