Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 1 de octubre de 2020

Octubre, mes marcado por dos grandes Teresas


El mes de octubre está marcado por las celebraciones en honor de dos grandes mujeres que comparten en nombre de Teresa.

El 1 de octubre se celebra la fiesta de santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz (1873-1897), también conocida como Teresa de Lisieux, por la ciudad francesa en la que vivió desde los cuatro años hasta su muerte, cuando tenía veinticuatro. Es «la santa más grande de los tiempos modernos», doctora de la Iglesia y patrona de las misiones, junto con san Francisco Javier.

La «Historia de un alma» (su autobiografía) es el libro más traducido y editado en toda la historia de la humanidad, después de la Biblia. Además, ha sido la santa más citada por los papas que han gobernado la Iglesia después de su muerte y es una de las mujeres que más han influido en la evolución de la teología y de la espiritualidad con sus profundas intuiciones.

Experta en «la ciencia del amor», insiste en que Dios es «más tierno que una madre» y nos enseña a aceptar pacíficamente los propios límites y capacidades, poniendo nuestras vidas con confianza y abandono en las manos de Dios.

Ella está convencida de que el cristianismo es, ante todo, «evangelio»; es decir, buena noticia, el anuncio de que Dios nos ama siempre, porque no «tiene» amor, sino que «es» amor. Igual que el fuego no puede dejar que quemar y el agua no puede dejar de mojar, Dios no puede dejar de amar, aunque no impone su amor a nadie, sino que lo ofrece, esperando a que le abramos las puertas para entrar.

Sus padres, los santos Luis Martin y Celia Guerin son un ejemplo de matrimonio cristiano. Luis y Celia se casaron en 1858 y tuvieron nueve hijos, a los que transmitieron una sólida formación cristiana. Cuatro de ellos murieron en corta edad y las cinco restantes fueron religiosas. La más conocida de sus hijas es santa Teresita.

Vivieron ejemplarmente su vocación matrimonial, como esposos llenos de ternura y delicadeza, padres entregados a la educación humana y religiosa de sus hijas, trabajadores honestos, generosos en ayudar a los pobres y a la Iglesia en sus necesidades. Cultivaron en familia la vida de fe y piedad, practicando juntos la oración y la lectura de libros espirituales.

El 15 de octubre se celebra la fiesta de santa Teresa de Jesús (1515-1582), también conocida como Teresa de Ávila, por la ciudad española en la que nació y en la que fundó el primer monasterio de carmelitas descalzas, que hoy están dispersas por todo el mundo.

Fue la primera mujer de la historia declarada doctora de la Iglesia y la fundadora del Carmelo descalzo, que hoy está extendido por todo el mundo y consta de unas 13.000 monjas contemplativas, unos 3.500 frailes, unas 60 Congregaciones religiosas de vida activa (principalmente misioneras) e Institutos seculares, unos 40.000 miembros del Carmelo seglar y numerosos grupos laicales asociados. 

Su experiencia de Dios y sus enseñanzas recogidas en varios libros la han convertido en la mayor maestra de oración y espiritualidad en la historia del cristianismo, especialmente Vida, Moradas, Camino de perfección y Fundaciones. Todos conocen su poema: «Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta».

En 2015 se tuvieron muchos actos en todo el mundo para celebrar el quinto centenario de su nacimiento. El papa Francisco también escribió varias cartas y mensajes con este motivo. En uno de ellos, afirma: «Ella nos muestra al vivo lo secreto de Dios, donde entró por vía de la experiencia, vivida en la santidad de una vida consagrada a la contemplación y, al mismo tiempo, comprometida en la acción, por vía de experiencia simultáneamente sufrida y gozada en la efusión de carismas espirituales extraordinarios».

Que santa Teresa de Ávila y santa Teresa de Lisieux nos ayuden a crecer en el amor a Cristo y a los hermanos. Amén.

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