Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 12 de septiembre de 2025

¿En qué Dios creemos?


¿En qué Dios creen los terroristas de Hamás? Predican el deber moral del exterminio de los israelíes, usando como escudo los cuerpos de civiles palestinos, y abusan de su nombre para cometer los peores crímenes contra las personas y contra su propio Dios.

¿En qué Dios creen algunas autoridades israelitas? Ordenan el exterminio de los palestinos (sean terroristas o no) y al mismo tiempo eximen del servicio militar a sus estudiantes de las "yeshivot" (escuelas religiosas) porque deben ocuparse de un servicio divino superior.

¿En qué Dios creen algunos gobernantes rusos? Según ellos, la invasión de Ucrania es una guerra santa, una batalla sagrada contra la decadencia moral de Occidente, que deja desfilar masas depravadas de LGBTQ+ y abandona los valores verdaderos. Presentan piadosamente el conflicto contra Kiev como una cruzada necesaria para la salvación espiritual del mundo.

¿En qué Dios creen algunos dirigentes estadounidenses? Son seguidores de la llamada "teología de la prosperidad", y –aunque no lo dicen– detestan a los pobres, porque piensan que si son pobres es culpa suya: no tienen suficiente fe y por lo tanto merecen la indigencia, mientras que la riqueza material es para ellos el distintivo del verdadero creyente.

Yo creo en el mensaje radical del cristianismo y de su fundador, tan loco (humanamente hablando) que invita a no destruir nunca a los enemigos, por pésimos que sean, sino –incluso– a amarlos y, cuando estalla la ola ciega de la violencia, a envainar la espada. Porque «el que a hierro mata, a hierro muere» (Mateo 26,52).

Creo también en las palabras del Corán, donde dice: «Quien mata a una persona inocente es como si hubiera matado a toda la humanidad; y quien salva una vida es como si hubiera salvado a toda la humanidad» (Sura al-Ma’ida 5,32).

Y creo en las enseñanzas del Talmud (texto rabínico), que dice lo mismo: «Quien salva una vida es como si hubiera salvado al mundo entero» (Mishná, tratado Sanedrín 4,5).

Señor, ten piedad de nosotros y del mundo entero. Amén.

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