El 14 de septiembre se celebra la fiesta de la Exaltación de la Cruz. El origen se encuentra en el siglo VII, cuando un rey persa invadió la Tierra Santa, destruyendo los santuarios cristianos y llevándose a su patria todos los tesoros que encontró, incluyendo la reliquia de la Cruz de Cristo, que se custodiaba en Jerusalén, en un estuche de plata y piedras preciosas.
El emperador de Bizancio le hizo la guerra y consiguió recuperar los objetos preciosos que el persa había robado. Un 14 de septiembre del año 628 entró en Jerusalén y restituyó la reliquia de la Cruz a la ciudad.
Desde entonces, cada año se celebraba en Jerusalén una fiesta en honor de la Cruz para conmemorar el acontecimiento.
Lentamente, esta fiesta se extendió por toda la cristiandad. Al inicio la celebraban aquellas iglesias que tenían un "lignum crucis" (un trocito de la cruz del Señor) y con el tiempo se convirtió en una fiesta universal.
En la Edad Media europea, la fiesta coincidía con el fin de la vendimia y el inicio del otoño (recordemos que se seguía el calendario "juliano", reformado en 1582, que empezó a usarse el calendario "gregoriano, que es el que rige hasta el presente). Por eso, se ofrecían al Señor los últimos frutos de la tierra y se bendecían los campos.
Esta fiesta está muy unida a la del 3 de mayo, fiesta del hallazgo de la cruz en tiempos de santa Elena (siglo IV), al inicio de la primavera en el hemisferio norte.
Feliz día de la exaltación de la cruz. Que Cristo sea nuestra fortaleza y nuestra esperanza cuando nos toque abrazarla.
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