Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 1 de noviembre de 2022

Laudes para la solemnidad de todos los santos


Oración de la mañana para alabar a Dios con himnos, salmos y cánticos inspirados, unidos a los santos y a los ángeles del cielo.

Invitatorio

Antífona: Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

- Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.

Sabed que el Señor es Dios,
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

- Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

- Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

- Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

- Venid, adoremos a Dios, que es glorificado en la asamblea de los santos.
Himno

Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
rogadle por nosotros.

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
rogadle por nosotros.

Almas cándidas, Santos Inocentes,
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
rogadle por nosotros.

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogadle por nosotros.

Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates
rogadle por nosotros.

Vírgenes semejantes a azucenas,
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
rogadle por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas
rogadle por nosotros.

Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible
rogadle por nosotros.

Soldados del Ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre nosotros. Amén.

Salmodia

Antífona 1. Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. Aleluya.

(Salmo 62)

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansias de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a las sombras de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1. Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. Aleluya.

Antífona 2. Santos del Señor, bendecid al Señor eternamente.

(Dan 3,57-88.56)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzadlo, por los siglos.

Antífona 2. Santos del Señor, bendecid al Señor eternamente.

Antífona 3. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. Es un honor para todos sus fieles.

(Salmo 149)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su creador, 
los hijos de Sión por su rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

Para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones, 
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. Es un honor para todos sus fieles.

Lectura (Ef 1,17-18)

El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Responsorio

V/. Alegraos, justos, * Y gozad con el Señor.
R/. Alegraos, justos, * Y gozad con el Señor.

V/. Aclamadlo, los de corazón sincero.
R/. Y gozad con el Señor.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo..
R/. Alegraos, justos, * Y gozad con el Señor.

Benedictus

Antífona. Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Aleluya.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamaran profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona. Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Aleluya.

Preces

Invoquemos con alegría a Dios, corona de todos los santos, y digámosle: 
— Sálvanos, Señor, por la intercesión de los santos.

Dios, fuente de santidad, que has hecho brillar en tus santos las maravillas de tu gracia multiforme,
— concédenos celebrar tu grandeza en ellos.

Dios providentísimo y eterno, que nos has hecho ver en tus santos las imágenes más acabadas de tu Hijo,
— haz que, por ellos, nos sintamos más eficazmente movidos a la unión con Cristo.

Rey de los cielos, tú que nos estimulas a desear la ciudad futura, por medio de los fieles seguidores de Cristo,
— haz que aprendamos de ellos el camino más seguro de alcanzarla.

Oh Dios, tú que, por el sacrificio del cuerpo de tu Hijo, nos unes más íntimamente a los moradores del cielo,
— aumenta nuestra devoción, para que vivamos más de acuerdo con las exigencias de su culto.

Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo: Padre nuestro...

Oración

Te pedimos Señor, que nos asistan con su protección la Santísima Virgen María, nuestra Madre, y todos los Santos de la familia del Carmelo, para que, imitando con fidelidad sus ejemplos, sirvamos generosamente a tu Iglesia con la oración y la vida apostólica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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